miércoles, 8 de octubre de 2008

Zapatero y la crítica

Los intrincados vericuetos por los que a cuenta de la crisis transita la política española no dejan de resultar sorprendentes para quien los observa alejado del encendido ánimo partidista de sus protagonistas. En esta ocasión, es Cristobal Montoro quien criticó al Presidente Zapatero por hacer nada más y nada menos, algo inconcebible, que lo que él mismo le había pedido unos días antes para asegurar los ahorros de los españoles. Su argumento es que no puede el gobierno pretender que se apoye algo, sea bueno o malo, si no se ha discutido previamente con el Partido Popular. Afortunadamente su líder parace ser algo más sensato que él mismo y no se ha lanzado a una espiral de descalificación preventiva puesto que ha declarado que cuando conozca los detalles si el plan es bueno lo apoyará. Tampoco era tan descabellado decir algo así desde el principio y buscar algo de sosiego en ese revuelto campo de trifulca (batalla es demasiado para lo ridículo de muchos de los ataques entre los grandes partidos que vemos estos días) que es la política española.
Desde muchos medios ocurre lo mismo, se criticaba al gobierno por "no hacer nada" (por no hacer lo que acaba de hacer, se entiende) y ahora se le critica por hacerlo porque, según dicen, con ello se crea alarma porque ¿no significa aumentar el límite de garantía de depósitos aceptar que estos corren riesgos? Es evidente que no pero hay que reconocer una cosa: la intervención es criticable desde una óptica progresista tanto como desde una liberal, desde la primera por dirigirse a la banca y las empresas y obviar a los ciudadanos y desde la segunda por intervenir de algún modo los mercados. Lo que no es criticable desde ninguna de las dos ópticas es hacerlo y no hacerlo, criticar ambas cosas a la vez o sucesivamente es un prodigio de incoherencia.
A mi, en mi ignorancia, de este plan me sorprenden dos cosas, una es que sólo se compren activos de máxima calidad, porque aunque eso suena muy bien no sé hasta que punto es efectivo puesto que no son esos activos los que crean el problema ni probablemente las entidades financieras quieran desprenderse de ellos para quedarse con los tóxicos, a no ser que esos activos sean propios (de todos modos gran parte del problema está en la calificación de los activos, no olvidemos que el día que quebró Lehman Brothers las agencias calificadoras seguían otorgándole un A+), y en segundo lugar la explicación de que se trata de un préstamo, porque por buenos que sean los activos, cuando llegue el momento de venderlos para recuperar el capital invertido y dada la actual tendencia, ¿no es más que probable que se hayan depreciado y por tanto al final se pierda dinero del contribuyente, es decir, se acabe regalando éste a los bancos?
No sé, yo sigo echando de menos el anuncio de medidas sociales, de protección a los que realmente van a sufrir las consecuencias de la crisis, que se haga algo para que bajen las hipotecas, en fin, las medidas progresistas que cabría esperar de un gobierno progresista.

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