lunes, 13 de octubre de 2008

McCain y la fiabilidad de los árabes

La mayor parte de la prensa se hace eco de los abucheos que han recibido ambos candidatos presidenciales estadounidenses por defenderse mutuamente ante algunos de sus seguidores especialmente enfervorizados. El caso de McCain es preocupante porque la defensa fue en los siguientes términos, cuando su interlocutora le dijo que no se fiaba de Obama porque había leído sobre él y era un Árabe, él contestó que no, que Obama es un hombre decente, un ciudadano con el que simplemente mantiene desacuerdos en temas fundamentales. En principio es digno de elogio que el candidato haga un llamamiento al sosiego y la cordura poniendo de relieve que no hay más que diferencias de criterio entre los contendientes, pero es una lástima que para hacerlo haya tenido que faltarle el respeto a todos los árabes, es decir, cuando la señora le dice que Obama no es de fiar porque es árabe, no le responde que se equivoca, que es una persona decente independientemente de que fuera árabe o no, musulman o católico, negro o blanco, alto o bajo, guapo o feo. Lo que contesta es que no es verdad que sea árabe y por tanto sí es de fiar. Lógicamente, si fuera árabe no lo sería, según sus palabras. ¿Un sencillo desliz, una mala elección de las palabras o una mala interpretación por mi parte? Ojalá, pero mientras tanto lo que parece deducirse del incidente es francamente preocupante.

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