martes, 28 de octubre de 2008

La infalibilidad del juez Tirado

El hipotético triunfo del recurso del juez Tirado, una vez conocida su argumentación, supondría sin duda una estupenda noticia para dos colectivos, a saber, los delincuentes condenados por delitos leves, ya que, según él, al no existir constancia de una especial peligrosidad ejecutar sus sentencias no es prioritario, no corre ninguna prisa y se les puede conceder de mano una prorroga de al menos dos años (y eso si entretanto no cometen un delito más grave), y los pederastas, ya que el abuso de menores, según este juez, no constituye el menor indicio racional de una especial peligrosidad por parte de éstos. Al menos en una cosa hay que darle la razón, no parecen especialmente peligrosos para los jueces que no se encargan de que su sentencia se ejecute, ya que únicamente les supone una multa de 1.500€, pero para los menores en particular y para la sociedad en su conjunto parece que la peligrosidad es evidente y aunque no lo fuera, si no se tiene intención de ejecutar las sentencias de los delincuentes que no vayan a matar a alguien inminentemente, casi mejor sería no juzgarles y despenalizar los delitos que el señor Tirado considera irrelevantes, con lo que se descongestionarían los juzgados y se ahorraría dinero de los contribuyentes.
Aceptar que no se ha cometido ninguna falta, que la muerte de Mariluz es la consecuencia lógica e ineludible de la saturación y la falta de medios ancestrales del sistema, sería tanto, por poco afecto que se sea a la lógica deductiva, como aceptar que algo así pasara a diario en todos los juzgados de nuestro país, que los criminales condenados habitualmente no entraran en la cárcel, y eso, diga el magistrado lo que diga, no es así y si a él le ha ocurrido y a los demás no, alguna responsabilidad tendrá.
Su recurso sólo se entiende desde el convencimiento de su superioridad, de su infalibilidad, y eso es algo que por sí sólo debería bastar para inhabilitarle. La tolerada e impúdica exhibición de miseria moral que hace este señor con su obcecación en su completa ausencia de responsabilidad, descalifica a la Justicia en la misma medida que resulta dolorosa para la ciudadanía y harían muy bien los señores magistrados en controlar sus endémicos accesos de corporativismo y hacer, también con ellos mismos, justicia. Simple y llanamente justicia.
En fin, no es necesario reducir al absurdo los argumentos del juez Tirado para rebatirlos porque de su pluma salen ya en ese estado, lo triste es que alguien tan alejado de la realidad, tan desapegado de la ciudadanía, previsiblemente vaya a mantener la potestad de juzgar los actos de los ciudadanos, me pregunto con qué autoridad moral cuenta para ello, con qué cara condenará a alguien a partir de ahora por no cumplir con sus obligaciones.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tienes toda la razón. El tema se completa con las declaraciones de la secretaria judicial del Sr. Tirado, que tuvo la indecencia de declarar públicamente que tenía la conciencia muy tranquila y que había hecho su trabajo con dedicación y diligencia.
Pues, menos mal.

Magda