jueves, 30 de octubre de 2008

Lex Luthor y la opaca transparencia de David Vegara

Cuando escucho las explicaciones que da el Secretario de Estado de Economía, David Vegara, sobre la publicación o no de las ayudas públicas a los bancos, no puedo evitar evocar el baúl forrado de plomo en el que Lex Luthor guardaba la kriptonita para ocultarla de la visión por rayos x de Superman, a la vez que excitaba su curiosidad. Lo curioso es que a la vez que dice sin rubor que no se van a publicar para no estigmatizar a los bancos que recurran a ellas, mantiene el compromiso del gobierno de hacerlo con la máxima transparencia. Entonces, ¿qué es la transparencia?, o mejor, ¿qué es la transparencia según David Vegara? Porque si aplicamos los mismos estándares al mentado Lex Luthor deberemos concluir que también él engañó a Superman siendo completamente transparente, a fin de cuentas todo el mundo sabía que en el baúl había algo que quería ocultar.
He escuchado en la radio numerosos argumentos para descalificar la opacidad con que se pretende afrontar el proceso, desde la falsedad de la posible estigmatización, puesto que si sólo se compran activos de primera calidad no hay nada de lo que avergonzarse, hasta la falta de reciprocidad por parte de las instituciones bancarias, que no tienen ningún problema en estigmatizar, registro de morosos mediante, a los ciudadanos que se retrasan en los pagos, todos ellos ciertos y razonables. Y yo me pregunto, si realmente la publicación no supondría mácula alguna en el prestigio de nuestras entidades, ¿porqué se ocultan pese a que todos los ciudadanos escuchamos como nuestro presidente se comprometía a garantizar la transparencia del proceso? Me temo que se trata de evitar que ciuadanos y PYMES se presenten en los bancos y exigan que se dediquen los fondos públicos que les consta que han recibido a aquello para lo que lo los han recibido, a prestárselos, y quien sabe si no se pretenda incluso evitar que alguno de ellos, en un repobable ataque antipatriótico, se atreva incluso a denunciar la situación públicamente. O en los juzgados, si fuera posible.
No es de recibo practicar la opacidad a la vez que se dice ser transparente, ocultarnos la realidad de las cosas está feo, pero tomarnos por tontos es indignante. Tenemos derecho a saber qué se hace con nuestro dinero, es así de sencillo, cualquier otra consideración sobra y constituye una falta de respeto a los ciudadanos. O tal vez, como en el caso del señor Luthor, todo se resuma en un hecho muy sencillo: lo que se esconde tras la opaca capa de la ocultación al público es algo nocivo para aquellos a quienes se nos ha vetado su visión, tal vez el plan de ayuda estatal, en el fondo, sea, sencillamente, kriptonita.

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