lunes, 12 de diciembre de 2011

martes, 22 de noviembre de 2011

El voto de Iván Ilich Pralinski

En su célebre cuento "Un percande desagradable", Dostievski describe el estado de ánimo del protagonista en el momento de tomar la absurda decisión de entrar a la boda de un subordinado sin haber sido invitado para demostrar la grandeza de su espíritu diciendo: pero el mal radicaba en que aquel era un minuto excéntrico. Tengo para mi que esa expresión describe muy certeramente la catársis colectiva que ha llevado a los españoles a regalar, ley electoral mediante, una mayoría absoluta tan llamativa a quien decididamente no ha hecho méritos suficientes para conseguirla. Tal vez no se haya tratado de un minuto, pero sí de un estado de ánimo excéntrico, y me explico: es perfectamente legítimo identificarse con las propuestas del Partido Popular, pero éste ha recogido muchos votos de personas que no se identifican en absoluto con sus políticas pero que a causa de la irritación que ha provocado en la ciudadanía la nefasta gestión del presidente Rodríguez Zapatero han creído ver en Rajoy, en tanto que su oponente, al antagonista de cuantas cosas le irritaban del primero. Y no hay nada más lejos de la realidad. Pongo un ejemplo: son varios los votantes confesos del PP que me han mostrado su confianza en que el nuevo gobierno cambiará la ley electoral en el sentido de que los votos de todos los ciudadanos tengan el mismo valor en las urnas, y el PP jamás se ha pronunciado en ese sentido, es más, en alguna ocasión el presidente electo ha mostrado su satisfacción con el sistema d'Hont porque, según dijo, gracias a él hemos disfrutado de un largo periodo de estabilidad democrática. Pero no acaba ahí el argumento, el PP votó conjuntamente con el PSOE la última reforma de la Ley Electoral consistente en convertirla en un mecanismo aun más injusto, aun más antidemocrático que el anterior. Finalmente hay que señalar que los dos partidos más beneficiados son y siempre han sido PP y PSOE y que de haber una ley justa, para empezar, el primero no habría obtenido en estas elecciones esa mayoría absoluta que tanto les satisface. Votar al PP, en este sentido, es, al igual que votar al PSOE, un voto en favor de la ley electoral actual y del bipartidismo artificial e impuesto que conlleva, y mucha gente ha votado al partido popular en la confianza de que reformará esa ley, por eso hablo del minuto excéntrico, porque es un estado de ánimo en el que algo que no tiene mayor relación con el sentido común parece que es una buena idea. Hasta que la realidad se encarga de demostrar que no era así.
En realidad Iván Ilich, el protagonista del relato, debia la excentricidad de su raciocinio a un motivo bien diferente, el hombre había bebido un tanto de más, pero es que la indignación y la irritación que la segunda legislatura de Zapatero ha dejado en la ciudadanía se asemeja bastante a una borrachera, lo lamentable es que en lugar de reaccionar a la ebriedad abogando por el consumo responsable o por la abstinencia hayamos decidido votar en masa por la resaca.

lunes, 21 de noviembre de 2011

lunes, 14 de noviembre de 2011

El apetito del monstruo mitológico

Ese monstruo mitológico que hemos creado y que en realidad no existe como tal sino únicamente como reverso tenebroso de las políticas que nuestros dirigentes deciden poner en práctica y de las actuaciones que con ello deciden tolerar, cuando no instigar, por parte de los especuladores, quienes no son más monstruosos que cualquier otra persona de los millones que a lo largo de la humanidad han antepuesto sus intereses particulares a los generales de la sociedad, ha dado en demostrar estos días que para no existir tiene un apetito voraz: ya no le basta con haber devorado el alma de las democracias europeas, ahora precisa también ingerir su cuerpo; no era suficiente con apoderarse del poder de decisión, ahora exige tambier para saciar su hambre que las personas que deben aplicar esas decisiones que ellos toman (o en su delegación los abducidos líderes políticos europeos)  muy lejos de donde reside la soberania popular, la esencia de la democracia por decirlo de forma contundente, sean las designadas por ellos, sin requisitos previos ni trámites engorrosos como elecciones, debates ni otras fruslerías democráticas por el estilo.
Pues bien, como decía creo que Fermín Muguruza en la introducción a una canción de Albert Plá, creo que en el disco "Veintegenarios", no son monstruos extraordinarios, no vamos a regalarles esa grandeza. "Los mercados" no son más que personas que hacen aquello que nosotros, con nuestros votos, les permitimos y aparentemente tenemos la intención de continuar permitiéndoles ya que esta irrupción de los "gobiernos técnicos" no sólo no nos indigna sino que todo parece indicar que nos tranquiliza. Hay que añadir a la ignominiosa nómina de afrentas que conlleva que para dirigir democracias europeas no se precise ganar unas elecciones sino haber trabajado en Goldman Sachs, el hecho, trivial si se quiere, de que con ello hayan echado a perder lo que en condiciones normales habría sido una noticia digna de celebrar por todo lo alto, la dimisión de Berlusconi, quien no se va por la presión de su pueblo ni por la decisión del parlamento en su representación y como castigo por su nefasta trayectoria de gobierno, sino para "calmar a los mercados".
Pero lo peor de todo, con ser terrible, no es que los ciudadanos europeos asistamos impasibles a la venta de saldo del alma de nuestras democracias, lo peor es que es una venta que no conduce hacia una solución, sino hacia el agravamiento del problema, y dentro de unos años, cuando nos demos cuenta de que no sólo nos hemos sacrificado en vano sino de que ya no nos queda nada que vender, me pregunto qué solución tratarán de presentarnos quienes ya crearon nuestros problemas y que ahora, incomprensiblemente, son quienes nos guían tan erraticamente en el camino que, engañados, tomamos para salir de ellos. Tal vez una batería de medidas dolorosas en la línea de la modesta proposición de Jonathan Swift, una vez metidos en harina no sería tan sorprendente, o tal vez simplemente la prescripción, por innecesarias, de las caretas con que hoy nos disfrazan esos tratamientos a los que no se les conoce otra virtud que el agravamiento y la cronificación del enfermo.
Nos dicen que la democracia es para quien pueda pagársela y nosotros, como laboriosas hormiguitas, en lugar de cuestionar tan aberrante proposición, nos dedicamos a ahorrar y recortar para ver si tenemos suerte y conseguimos reunir lo suficiente como para pagarnos una, aunque sea pequeñita y sin estado del bienestar, pero eso sí, aseada y austera. Cómo vivamos en ella los ciudadanos es lo de menos mientras que nuestros dirigentes puedan presumir de la pulcritud de sus balances macroeconómicos y nosotros nos alimentemos de las migajas que suponen ver en los telediarios los beneficios millonarios de los resultados de nuestras empresas. Debemos alegrarnos por ello, es nuestro deber patriótico. Tener un trabajo digno es otra cosa, para eso deberíamos haber tenido más tino y nacer en Alemania porque ellos sí tienen ese derecho ya que, como la democracia, se lo pueden pagar. Para esto exactamente es para lo que los partidos mayoritarios y no pocos de los minoritarios nos piden su voto, para convertir nuestro país en un mercado secundario de las locomotras europeas en el que puedan vender sus productos y crecer indefinidamente a costa de nuestras costillas. Caricaturas de países con poco dinero, cierto, pero con una idea clara de en qué deben gastarlo: en consumir y en producir a bajo coste. El gasto social es cosa de ciudadanos y nosotros no somos tales, sino consumidores, trabajadores (los que tenemos esa suerte) y cotizantes. 
Yo, perdonénme el anatema, como detesto los sofismas y no me cuesta mucho esfuerzo intelectual negar la mayor, no pienso darles mi voto para eso, es lo que está en mi mano. Y es bien poco, lo sé, sobre todo si miramos las barbas en remojo de los vecinos y con ello ponderamos el verdadero valor del voto en los países periféricos de la UE: si no votamos adecuadamente siempre pueden sustituir al gobierno que elijamos por un "gobierno técnico" y ya está (los ex-ejecutivos españoles de Goldman Sachs, si los hubiera, deben estar ya mandando curricula a Bruselas en previsión). Si veo la situación en que está nuestro país tengo el mínimo pero gratificante consuelo de saber que no está así gracias a mi voto, y que desde luego nadie lo va a tener para seguir esta senda, que no es, por cierto, la única. Sí lo tendrán quienes se decidan a explorar otras vías, que son muchos, porque la abstención es una ayuda pasiva a los partidos mayoritarios y eso, desde luego, no entra en mis planes. Personalmente, me parece que la mejor opción de cuantas concurren a estas elecciones para construir una aleternativa es EQUO. Hay otras, pero tras estudiar los programas y, sobre todo, comprobar, como mero espectador, que su compromiso democrático es auténtico desde el momento que lo practican de forma irreprochable en sus procesos internos de funcionamiento como partido (piedra en la que tantos otros tropiezan) me he decidido a apoyar públicamente esa candidatura, al igual que lo haré con mi voto. No pido a nadie más que haga lo mismo porque yo se lo diga, pero sí animo a quien se pueda sentir atraido a que lea su programa y después, si le convence, obre en consecuencia de lo que ha leído y no de ese arcano del voto útil que tanto mal nos ha hecho. Todo el mundo debería votar tras estudiar las opciones que se presentan, tras decidir cual de ellas le representa o con cual se puede identificar más, cualquier otro cálculo es pernicioso para la democracia porque su resultado es un parlamento que no representa la opinión de los votantes. No sirve después quejarse de la distancia entre los políticos y la sociedad, esa distancia la crean, fundamentalmente, quienes no votan aquello a lo que se sienten cercanos, quienes sacrifican su voto el el altar estéril de la utilidad. No milito en ese partido ni tan siquiera colaboro en la campaña, creo que es importante señalarlo. Conozco, eso sí,  gente implicada en el proyecto EQUO y por ellos sé que va en serio, que lo que han escrito en sus programas es lo que piensan y lo que quieren poner en práctica. Y es ilusionante, que no es poco.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Alergia a la democracia en la ¿UE?

Seamos serios, desde un punto de vista democrático el referéndum de Grecia no sólo es legítimo e irreprochable, sino que es lo más coherente y razonable que se ha oído en referencia a este tema desde que estalló el escandalo de las cifras falseadas del gobierno griego que se supone es el origen de todos los males de la economía europea. Y ya sé que no es políticamente correcto decirlo, pero no lo es.
Hay dos consideraciones pertinentes, la primera es que resulta evidente para todo aquel que tenga un mínimo de espíritu democrático que el pueblo griego, que no es el responsable de la crisis, dicho sea de paso, tiene perfecto derecho a decidir sobre un asunto no ya relevante, sino fundamental para su futuro. Los líderes europeos que tanto critican esta decisión deberían plantearse por qué la temen tanto. Si su propuesta de ayuda es tan buena como dicen, ¿porqué habrían de rechazarla? Parece que por un momento descienden de esa nube de irrealidad desde la que toman sus decisiones y se dan cuenta de que los griegos, como cualquiera, ante la disyuntiva de no llegar a fin de mes en euros o no llegar a fin de mes en dracmas bien podrían decidir no elegir y explorar otros caminos, como por ejemplo hacer algo para llegar a fin de mes. Si la ayuda sale tan cara o más como el castigo, que probablemente habría sido merecido en su momento, no lo niego, entonces es legítimo plantearse si aceptar esa ayuda o no.
La segunda consideración es sobre el funcionamiento de Europa, de la Unión Europea. Si algo hay que agradecerle a esta crisis es el habernos puesto de relieve a quienes durante un cierto tiempo hemos vivido el espejismo de una Unión Europea que fuera más allá de un mercado común: la Unión Europea como tal, como unidad política, no existe y como suma de Estados, tampoco, porque ni hay unidad de acción, ni de criterio ni más interés común que el que cada líder nacional tiene por ganar las siguientes elecciones en su país. Si las decisiones claves para los países que conforman este fallido proyecto europeo deben supeditarse a las elecciones municipales en Alemania o a los índices de popularidad del presidente francés, si sólo nos sirve la unión para que los países más fuertes impongan a los que lo son menos políticas que no sólo no facilitan su crecimiento y su salida de la crisis sino que claramente suponen palos en las ruedas de éstos, tal vez deberíamos aprovechar la idea del presidente griego para que, a nivel europeo, todos los ciudadanos pudiésemos decirles una o dos cosas a esos mediocres líderes políticos que nos gobiernan. Porque en eso parece ser en lo único que ha funcionado la unidad, en la epidemia de mediocridad y mezquindad que ha contagiado a la clase dirigente de los países de la UE (que a partir de este momento debiera denominarse Unión de Palmeros de Merkel y Sarkozy). Aunque, claro, no es culpa suya, sino de los millones de ciudadanos que los hemos elegido y para eso sirve esa democracia a la que de repente parecen unánimemente sentir tanta alergia, para cambiarlos cuando nos fallan. Y nos han fallado clamorosamente.

lunes, 24 de octubre de 2011

El sombrero de Chejov

Empieza una crítica teatral en El País de hoy  de la siguiente hermosa manera: cuenta Gorki que un día sorprendió a Chéjov intentando atrapar con su sombrero un rayo de sol, infructuosamente. Me ha gustado mucho esa imagen tan poderosa de Chéjov tratando de capturar un rayo de sol con su sombrero, pero no sólo como anécdota, sino como descripción de una actitud vital que muchos compartimos en estos días en los que en todas partes se puede comprobar como desde el más anónimo de los ciudadanos al más insigne de sus representantes nos esforzamos por atrapar en nuestros sombreros ese rayo de luz o ese rayo de paz que, envuelto en repugnante retórica y con una forma del todo insuficiente, se desprende pese a todo del comunicado en el que ETA anuncia el cese de su actividad criminal. Al menos de la parte armada de la misma. El comunicado es insuficiente, sí, porque no es la base sobre la que construir un futuro justo con las víctimas, que es un futuro justo a secas, pero es una buena noticia porque implica, de ser cierto, que en el futuro no habrá nuevas víctimas que lamentar y porque no conlleva más contrapartida política que el hecho de que a partir de este momento se abre un horizonte de disolución y entrega de armas a partir del cual la política podrá ser un instrumento normalizado con el que tratar el problema. Problema que no es, por cierto, la independencia de Euskadi ni la situación de los presos, dicho sea de paso: las "consecuencias del conflicto" son el terror y las víctimas, la falta de libertad, lo demás son consecuencias lógicas de un sistema democrático que no puede dejar de castigar a los delincuentes, por más que pueda ser generoso con ellos si lo considera oportuno o si conviene a un bien mayor.
Lo insuficiente del comunicado en sí mismo hizo que no me resultara especialmente creíble, pero las reacciones, casi unánimes, de tantos y tantos implicados que ven en él el punto final necesario para que exista un punto de inicio, la ingente cantidad de personas a las que podemos ver sombrero en mano tratando de atrapar rayos de luz, por débiles y otoñales que éstos sean, me hace concebir la esperanza de que sea posible atraparla y de que sirva para algo más que para tener cientos de sombreros luminosos que almacenar en el sotano gris de la desilusión cuando se les agote la energía de este primer momento. Ojalá seamos capaces de mantenerlos entre nosotros alumbrando un futuro de paz y que, aunque sea por una vez, no sería la primera, el intento de Chejov no sea infructuoso.

jueves, 22 de septiembre de 2011

La leña ignífuga

El Presidente Rodríguez Zapatero se despide del parlamento y probablemente se inaugure el tiempo de la leña del árbol caído, pero no pienso abandonar mi costumbre de ir contracorriente y cambiar la pluma por el hacha, no merece la pena. A expensas de cómo el tiempo y el recuerdo modelen caprichosamente el recuerdo del personaje, hoy día la tarea del leñador resulta estéril en primer lugar porque probablemente la leña ni arda y en segundo porque este árbol en concreto antes que caído fue amortizado y llega la hora de mirar hacia delante en positivo, si es que la búsqueda de lo positivo es posible dadas las ya maltrechas energías, tan desgastadas en la búsqueda de lo necesario, de lo inmediato. Y pelearse con su última e inesperada herencia en forma de avales para los partidos extraparlamentarios, la más escandalosamente antidemocrática de las medidas que este Gobierno que se dice socialista haya tomado en sus años de mandato, curiosamente con el beneplácito del principal grupo de la oposición. Se ve que a los principales partidos de este país les preocupa que sus votantes tengan que buscar sus papeletas entre las de muchos otros, no sea que alguno se confunda y elija lo que no toca.
En fin, la campaña que se avecina se me antoja anodina y desmotivante por parte de los mayoritarios y difícil y frustrante por parte de los que no los son, queda confiar en que opciones como la anunciada coalición de partidos republicanos o equo puedan entrar en el congreso. Y poco más. Dénse por escritas las buenas palabras de rigor, lo cortés no quita lo valiente, y comencemos a tratar de arreglar las cosas, empezando por votar con responsabilidad cada uno a la opción con la que se identifique, sin cálculos preelectorales, votos útiles, narices tapadas ni malos conocidos. A lo mejor si por una vez comenzamos la construcción de la democracia desde abajo, implicándonos y no rifando nuestra representatividad y cometiendo dejación de funciones de nuestra responsabilidad ciudadana, arreglamos algo.

martes, 20 de septiembre de 2011

Rubalcaba y la soberanía popular

Opina el candidato Rubalcaba, parece ser que imbuido de un espíritu ultrademocrático que desde luego no iluminaba al Gobierno del que formaba parte cuando decidió reformar la ley electoral para obstaculizar (y en muchos casos impedir en la práctica) la participación de los partidos extraparlamentarios en los procesos electorales, que lo que el pueblo aprueba en referéndum debe ser respetado y, en caso de entrar en conflicto esa decisión popular y soberana con el marco legal vigente, éste debe cambiarse. Nada que oponer excepto el sorprendente olvido en alguien que presume de inteligencia de señalar que debe ser todo el pueblo concernido por una ley quien pueda cambiarla vía referéndum, no sólo parte, y esta sinécdoque más que un despiste no puede entenderse sino como un grosero acto de demagogia preelectoral. Cabría preguntarle al candidato Rubalcaba, ya que se muestra partidario de adaptar la constitución a la decisión (perfectamente respetable, por cierto) del pueblo catalán, que hará si posteriormente se convoca un referendum en Galicia en el que se decide, en determinados aspectos, lo contrario. ¿Hay que cambiar las normas comunes cada vez que una parte del territorio decida en referendum algo que entre en contradicción con éstas? ¿Para qué sirve entonces el Tribunal Constitucional o, ya que estamos, la Constitución?
Si lo decidido en el Estatut de Catalunya es razonable y aceptable, nadie debe rasgarse las vestiduras porque se busque la manera de encontrarle cabida en nuestro marco legal, pero porque sea bueno, se sitúe en el camino del interés general y mejore de la forma que sea lo existente hasta ahora, pero no porque la población de una determinada Comunidad Autónoma lo decida en referéndum.

jueves, 21 de julio de 2011

Las loas hipçocritas

Entre la avalancha de loas a la honorabilidad del dimitido presidente Camps, hipócritas valoraciones sobre quien en realidad no tenia otra opción ya que el monumento al cinismo promovido por Rajoy, la aceptación del delito y el pago de la multa, era  inaceptable para cualquiera que hubiese tropezado en alguna ocasión, bien que accidentalmente, con la definición de dignidad del diccionario de la RAE y una burla hacia la sociedad en general y la Justicia en particular, era absolutamente inaceptable, aunque haya quien, ellos sabrán porqué, la haya aceptado, destaca esa supuesta prueba del nueve que dice que sale del cargo con menos patrimonio que cuando entró. A mi, personalmente, no me parece digno de especial alabanza que alguien que gana cerca de 70.000€ al año se empobrezca viviendo, además, en una situación en la que pocos gastos corren por su cuenta. Si acaso hay que alabar algo, que sea su coherencia, ya que la gestión de su patrimonio personal parece haber sido tan negligente, inapropiada y nefasta como la del patrimonio común de todos los valencianos, siendo esto último lo que verdaderamente debe perdurar como recuerdo de su gestión, el haber convertido a la Comunidad Valenciana en la autonomía con más déficit de España, con más desigualdad y con una gestión más nefasta, enladrillada, partidista y suicida de los recursos públicos. Eso y la infinita pobreza intelectual del cursi, plano, mediocre y desquiciado discurso que, a falta de bestiario oficial, ha legado a las hemerotecas y los diarios de sesiones.

martes, 19 de julio de 2011

La puerta de la luna

Antes de comenzar, ya sabía que era una temeridad, no hace falta ser muy listo para adivinar que empezar un libro de Ana María Matute, y de cuentos además, cuando no se está en plenitud de condiciones, agotado o bajo de ánimo, es peligroso y entraña un grave riesgo para la salud. Demasiado dolor. Demasiado placer. No importa, uno ya es mayorcito y sabe que nunca se sale indemne de un buen libro, lo que no esperaba es que el breve texto introductorio me dejara tocado y el primer y breve cuento, si no hundido si gravemente escorado y con numerosas vías de agua. Y es que si Ana María Matute de natural parece escribir directamente en las entrañas, lo cual, depende de la intensidad, provoca toda clase de sensaciones entre las cosquillas y el desgarro, cuando escribe cuentos lo hace hasta tal punto así, consigue una hermosura tan intensa que llega a ser dolorosa casi en cada frase, que uno correría el riesgo de morir en el intento si no fuera porque causa, si cabe, aun más disfrute que dolor. Y no es masoquismo, es la vida, aunque sólo sea, o precisamente porque lo es, su reflejo en un espejo de papel.
Y llevo leídas apenas 10 páginas de las más de 800 que componen esta deslumbrante Puerta de la Luna, no es necesario leer más para saber que va a ser una experiencia inolvidable.

lunes, 18 de julio de 2011

En el círculo de Stankevich

Una cita sobre Stankevich en los diarios de Tolstoi me llevó a interesarme por un personaje que me era desconicido pero al que el gran León Nicolaievich describió como el mejor de los humanos al que amaba sin conocerle. Compré hace unos meses un libro de Edwad G. Brown llamado Stankevich and his Moscow Circle 1830-1840 (Stranford University Press, 1966) y, aunque el objetivo confeso del autor es desmontar el mito en favor de la persona (ya de por sí interesante), he descubierto a un personaje francamente apasionante, alguien capaz de que personas tan absolutamente diferentes a él y entre sí como Bakunin o Belinski se consideraran sus discípulos, y admirado por gente tan diferente como Herzen, Tolstoi, Annenkov, Dobrolybov o Chernichevsky, quienes, quizás un tanto exageramente, le reservan un papel central en el nacimiento y desarrollo de la intelligentsia rusa del XIX. 
No pretendo extenderme sobre un tema como este, tendría que ser algo más que el voluntarioso aficionado a la cultura rusa que soy para poder hacerlo airosamente, pero como observador de la realidad no puedo dejar de comentar un argumento que utilizó en una polémica con Belinsky que me parece que no sólo es de actualidad, sino que es perfectamente trasladable a un país como el nuestro en el que nacionalismos de todo signo amenazan por sumir el debate publico en la más absoluta mediocridad apartándolo de los problemas reales cuando no creando otros de su exclusiva paternidad y que no existirían por tanto sin su concurso. Empieza diciendo N.V. Stankevich: ¿porqué la gente está tan preocupada del caracter nacional?, algo notablemente valiente en una época en la que la vida intelectual de su país comenzaba a convertirse en campo de batalla entre eslavófilos y, por así decirlo, europeístas. Sostiene Stankevich, y esta es la frase que realmente ma ha encantado, que inventar o fabricar el carácter de una nación sobre la base de la historia antigua y sus costumbres significaría simplemente la prolongación de su infancia. Y finaliza diciendo que el tipo de carácter nacional a desarrollar debe basarse en porporcionar a la nación la educación que necesita (en principios humanos, creo que dice, algo que hay que entender desde la realidad social de una Rusia del XIX en la que pervivía un sistema feudal prácticamente de la edad media) que ésta ya absorberá lo que necesite y no tiene, pero que tratar de fundamentar la implantación de ese espíritu en las costumbres antiguas ni es bueno para el espíritu nacional ni es una buena manera de preservar esas costumbres. Amén.
Stánkevich no era un gran literato, él mismo destruyó su obra por no considerarla digna, era, sencillamente, una persona culta y elegante, una persona buena y brillante que sólo por serlo gozó de gran ascendiente entre sus contemporáneos y cuya leyenda, gracias en parte a su trágica y temprana muerte, le sobrevivió. Creo que, independientemente del grado su influencia real en su círculo y fuera de él, la viva prueba de ello, de su trascendencia, es que en pleno 2011 haya quien lea y escriba sobre él. Me parece un ejemplo interesante y digno de estudio más allá de su trascendencia histórica o de lo que deberíamos aprender de las palabras citadas (apenas una excusa para invitar al personaje al blog), sino sobre todo de su ejemplo, de la demostración de que es posible lograr una cierta trascendencia social e intelectual elegantemente, sin estridencias y sin más herramientas que la argumentación serena y el estudio.

Aniversarios, efemérides.

Desconzco cual es ese país en el que vive ese sinfín de opinadores que a raíz de la efeméride del golpe de estado que llevó a este país a una guerra civil se lamentan de vivir en un constante enfrentamiento ideológico, en un mar de heridas abiertas y en una imposible reconciliación y que aparentemente se llama igual que aquel en el que vivo yo que por el contrario es una democracia consolidada con numerosísimos déficits y fallos pero en el que la guerra civil, sin ser un tema de debate sereno, que no lo es, sí que es un tema socialmente cerrado excepto por la lucha inconclusa de aquellos que quieren localizar y enterrar a sus muertos, muchos de ellos sin más afán ideológico que el de honrarles. En mi país la gente habla libremente y discute sobre la guerra y el franquismo, es cierto, y lo hace con pasión, pero es que desgraciadamente en mi país se habla y se opina con de todo con mucha más pasión que conocimiento de causa, y lo cierto es que esas dos Españas que tan tenebrosamente tratan de pintarnos hoy algunas voces del periodismo apocalíptico comparten trabajo, se casan, tienen hijos, son amigos, y discuten, afortunadamente discuten, pero después siguen manteniendo su relación normal, tan buena o mala como lo sería si el tema de discusión fuera en lugar del franquismo el fútbol o la realidad Hegeliana. Cierto que hay revisionistas de toda condición que reinventan la historia para hacerse un hueco en el presente (y los hay independientemente de su signo ideológico, cambiante en algunos casos) o tal vez sólo como excusa para vender libros o para revolver el río para ver si como pescador oportunista obtienen más réditos de los que obtendrían como periodista/escritor/intelectual/político/etc honestos y coherentes, que los obtienen, pero no es eso lo preponderante en una sociedad que tal vez no olvide, ni falta que hace, pero si que ha superado plenamente sus traumas del pasado y que bastante tiene con batirse el cobre con los del presente, que son muchos y muy difíciles de afrontar. No sé qué país es ese en el que viven hoy esos oscuros columnistas, ni tan siquiera sé cual es el tiempo que habitan, lo que tengo claro es que, afortunadamente, la sociedad civil española vive en otro tiempo diferente del que ellos desgranan tan vívida y profusamente y desde luego de que vive en un lugar mucho más luminoso, tolerante y democrático que el inhóspito y encerrado en sí mismo de esas columnas que, a modo de barrotes, más parecen delimitar una celda que describir un mundo real.

lunes, 11 de julio de 2011

La era Rubalcaba, día dos.

El presidente Rodríguez Zapatero anunció con fanfarrías, clarines y una cierta grandilocuencia que habría un antes y un después del discurso de este sábado del candidato del PSOE a la presidencia, y tras dos días del advenimiento de Rubalcaba, créanme que si a modo de pasatiempo dominical tuviera que encontrar las siete diferencias entre ese antes y ese después, esas dos gotas de agua, no sería capaz de hacerlo. Ahora bien, el discurso fue correcto y el candidato, si hubiese surgido de la nada envuelto en una sugerente nube de vapor de agua modulada por luces de colores cual truco de prestidigitador, sería más que correcto, pero como su aparición la ha hecho desde esa surte de nube de azufre que es el gobierno Zapatero, tanto el discurso como el propio candidato resultan bastante irrelevantes. Porque no parece probable que el castigo que obtuvo el PSOE en las autonómicas y que en puridad hubiese debido llevarse en las generales haya saciado al electorado. Y no es irrelevante por la distancia de la sociedad con los políticos y todo eso que tan recurrentemente decimos como escuchamos, sino que fue el propio presidente quien le lanzó al candidato la carga de profundidad que debía dejar tocado, si no hundido, el discurso de éste, fuese cual fuere, cuando dijo aquello de que no había discrepancia en las propuestas sino que había dos planos diferentes, el del gobierno y el del partido, esto es, que se debe aprovechar para decir en nombre del partido lo que se quiere, que llegado el caso de gobernar ya se hará lo que se debe, o lo que le dejen, que viene a ser lo mismo en este esquema neoliberal en que nos movemos.
Es bueno que se proponga una reforma de la Ley electoral (que este mismo gobierno ha deshechado tras un largo periodo de estudio y reflexión, conviene no olvidarlo), es bueno que se restablezca el impuesto de patrimonio (que este mismo gobierno eliminó) y es bueno, en fin, que se proponga un giro a la izquierda (que anule o compense el giro a la derecha que dio este mismo gobierno: las bases del PSOE van a tener que comprar biodramina para saber a qué atenerse con tanto giro), pero si Rubalcaba es un buen gestor porque ha estado presente en todo lo bueno que haya hecho el PSOE desde Felipe González, también es cierto que ha estado presente en todo lo malo, y no precisamente en un segundo plano, de modo que diga lo que diga, por bueno que sea y por bien que lo diga, adolecerá de ese déficit de credibilidad que comporta encomendar la renovación al anciano de la tribu. Esto de la renovación en la politica es como la virtud en la mujer del César, no sólo hay que serlo, sino hay que parecerlo, y no hay maquillaje en el mundo capaz de presentar a Rubalcaba como algo nuevo.
Pues en este orden de cosas es obligado recalcar que no es esto todo lo que hay, que no es inevitable tener que elegir entre el partido que merece perder y el que no merece ganar, no es cosa del destino que el presidente deba ser de PSOE o PP, hay muchas otras opciones y ahora más que nunca es cuando hay que reforzar la democracia votando no aquello que nos parezca más conveniente como una cuestión táctica, sino aquello con lo que realmente nos identificamos para que el parlamento sea una muestra realmente representativa de la sociedad, y lo sea no sólo desde un punto de vista formal, sino desde uno estadístico. Es más difícil, hay que leer muchos programas, esuchar a muchas personas, y, sobre todo, pensar, responsabilizarse, y no limitarse a la cara y cruz del bipartidismo cuya única ventaja, eso sí, es que es más cómodo. Ya que ni uno ni otro son capaces de dejar que entre el aire fresco, seamos nosotros quienes abramos las ventanas.

miércoles, 6 de julio de 2011

La dimisión surrealista

Parece ser que el Consejo de Administración de RTVE ha forzado la dimisión de su presidente por haber adjudicado a una empresa dirigida por su hijo. Hasta ahí todo parece correcto. Luego está la incómoda manía de leerse el resto de la noticia, y no sólo los titulares. He aquí lo llamativo: contactaron con seis empresas para que concurrieran al concurso, de las cuales dos declinaron hacer una oferta por exceder el servicio a prestar su capacidad operativa, dos se fusionaron para presentar una oferta competitiva pero al final desistieron y otras dos siguieron adelante. Una era la que prestaba el servicio hasta ahora por el módico precio de 14 millones de euros al año (de dinero público, por supuesto), lo que parece ser que el presidente ha utilizado sibilinamente como excusa para favorecer a su hijo, cuya empresa, la muy mezquina, ofertó hacerse cargo de ese mismo servicio por 1,2 millones el periodo de seis meses. 2,4 millones de euros al año. Y es que estos políticos corruptos no tienen remedio, con tal de favorecer a un familiar son capaces de ahorrarle al Estado 11,6 millones de euros. Hace bien en dimitir el presidente Oliart y haría mejor aun en despedirse, para apartarse de la mediocridad, citando a algún clásico, como por ejemplo usar la frase que utilizó el célebre cínico Diógenes de Sínope cuando le expulsaron de esa polis porque encontraron a su padre culpable de malversar dinero público: Ellos me condenaron a irme, pero yo les condené a quedarse. Dicho queda. En este país de mediocres en el que nadie dimite, para una vez que lo hace alguien es por haber hecho algo bien. No tenemos remedio.

La credibilidad de las víctimas

Los usos y costumbres de la justicia en Estados Unidos no dejan de ser sorprendentes para nuestra mentalidad europea. Resulta que el caso del asalto sexual a una camarera por parte del exgerente del Fondo Monetario Internacional amenaza con quedarse en agua de borrajas no porque se dude que en mayor o menor grado existió el incidente, sino porque como el marido de la víctima es narcotraficante convicto, ella parece tener ingresos por esa vía en su cuenta y, además, y esto ya es imperdonable, mintió en su petición de asilo, ésta ya no es creíble y por tanto el caso no se sostiene. Obviamente no tengo la menor idea sobre si existió o no el tal intento de violación, pero tengo para mi que si lo hizo fue independientemente de si la víctima fuera creíble o no, de si fuera célibe o casquivana, de si fuera inmigrante o nativa, blanca o negra, rica o pobre, sana o drogadicta, etc, y para comprobarlo deben existir pruebas forenses que así lo atestiguen. Lo contrario supondría una bula para violar a prostitutas, drogadictas o inmigrantes ilegales, y no creo que sea ese el mensaje que la justicia estadounidense quiere transmitir.
Pero hay también sobre este caso una reflexión que tiene que ver con nuestra política nacional. Se oyen voces en Francia que defienden, no sin motivo, que en el caso de resultar el hoy acusado exonerado de los cargos que le han costado el puesto que ocupaba, debe ser el candidato de su partido en las próximas elecciones de su país ya que antes del suceso era (incomprensiblemente a mi juicio) el candidato indiscutible, es decir, se asume que la acción de la justicia pueda causar perjuicios, a veces incluso muy notables, a las personas cuando existen indicios de delito, pero cuando éstos no se confirman en un juicio, el acusado recupera por entero su honor y su dignidad. Deberían recordarle esto a nuestros políticos patrios la próxima vez que pongan el grito en el cielo porque aparezca en un medio de comunicación la foto de un correligionario suyo imputado en un caso de corrupción cuando es detenido por el supuestamente irreparable daño que su honor y su dignoidad sufren. Deberían reflexionar sobre esa exigencia de intimidad que hacen a los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, sobre esa pretensión de detener a los imputados prácticamente de incógnito no sea que luego el caso no llegue a nada. Somos o deberíamos ser una sociedad lo suficientemente madura como para considerar perfectamente inocentes a aquellos cuya culpabilidad no es dictaminada por un juzgado de la misma forma que deberíamos asumir sin mayor problema que se puede imputar a alquien en base a indicios y que el hecho de que ese alguien no sea culpable a la postre no es una señal de disfunción en la justicia, sino de buen funcionamiento de la misma.

martes, 5 de julio de 2011

Auge y caída de Teddy Bautista

Como el acceso de soberbia bipartidista del Presidente del Congreso, que es un tema recurrente y que me gusta comentar, ya ha quedado suficientemente contestado, quisiera centrar mi comentario de hoy en un asunto bien distinto, lo que se ha dado en llamar crisis de la SGAE (supongo que esto de llamar crisis a un robo es cuestión de precaución y de respeto a la presunción de inocencia, algo que siempre he acatado escrupulosamente, así que dejémoslo en crisis, aceptamos pulpo. Y es una lástima porque hay palabras en castellano bien bonitas para describir la situación con precisión, como latrocinio, por ejemplo, pero dejémoslo estar). Entiendo las muestras de alegría ante la previsible caída del denostado personaje que dirige la agencia de gestión de derechos de autor, pero no obstante no creo que sea en absoluto una buena noticia, como nunca lo es la evidencia de la corrupción. Corríjanme si me equivoco, pero esto no era un tema personal. La oposición al ansia recaudatoria de la SGAE y a la política que le daba soporte ni era una cuestión de animadversión a Teddy Bautista ni mucho menos a los artistas, cuya remuneración justa siempre se ha defendido (siempre que fuera eso, justa, no a costa de un canon indiscriminado) y la salida a la luz de este escándalo, mucho me temo que sea manifiestamente perjudicial para esa batalla ya que previsiblemente se convertira en una tan conveniente como tupida cortina de humo que nos hurtara una vez más el debate serio y constructivo que es necesario para encontrar un sistema justo de remuneración de la actividad creadora. Porque si una cosa pone de manifiesto este escándalo en relación con el sistema, y no con sus gestores, es precisamente su injusticia, porque si se recauda de tal forma que es posible dejar de pagar a los legítimos beneficiarios una cantidad tan significativa como parece ser que es la que se ha desviado sin que éstos se den cuenta, es decir, estando los perceptores de remuneración aparentemente satisfechos con lo que perciben, es que algo falla y lo hace clamorosamente.
Lo peor de la gestión del señor Bautista, además de sus supuestos delitos, claro está, es la confrontación irreal y estéril que se ha creado entre parte de la sociedad y sus creadores, cuando en una sociedad civilizada la existencia de estos y su justa remuneración por su trabajo, del que todos disfrutamos porque revierte claramente en la sociedad, no sólo no es motivo de polémica sino que lo es de orgullo. Si este proceso sirve de catársis para recuperar no ya la imagen sino el prestigio de la creación y de los creadores en la sociedad, si sirve para avanzar en la implantación de un sistema justo y no indiscriminado de financiación de su trabajo que no perjudique a terceros, si en definitiva sirve para que triunfen la lógica y la razón, bienvenido sea entonces, pero que la corrupción invada también este mundo no es buena noticia ni debe ser motivo más de brindis que el de comprobar que mal que bien, la justicia tarde o temprano funciona las más de las veces.

martes, 21 de junio de 2011

La compraventa de confianza y otros milagros

Si fuera proveedor de un Ayuntamiento y éste no me pagase, podría entender un discurso del tipo es prioritario hacer una auditoría como primer paso de un proyecto estratégico que identifique nuestras fortalezas y nuestras debilidades para potenciar las primeras y solucionar las segundas bla, bla, bla, y tal vez me sintiera milagrosamente imbuido de la confianza que lógicamente había perdido y me sentiría predispuesto a esperar tiempos mejores para exigir el pago de mi deuda, pero si el discurso de los nuevos gestores del Ayuntamiento fuese que lo prioritario es hacer una auditoria para "levantar las alfombras" y, en fin, cavar un poco más honda la fosa en la que yace el cadáver incorrupto de mi rival para que en lugar de a dos metros bajo tierra descanse a tres y a ser posible en lugar de tierra se rellene el hueco con hormigón armado y, qué se yo, una cápsula de adamantium para que si le da por resucitar no pueda salir del agujero, si se prefiere gastar el poco dinero que hay  en luchas partidistas y no en pagarme la deuda, en ese caso no me sentiría nada predispuesto a aplazar el pago sine die. Al nuevo alcalde de Alcorcón, David Pérez, le causa gran disgusto que Correos haya resuelto el contrato que tenía con el Ayuntamiento ante el impago de la deuda de 121.783,33€ que mantenia el Consistorio con ellos. Es entendible. Encuentra además el flamante edil una motivación política detras de la decisión empresarial de Correos, que sigue siendo una empresa pública. Eso ya es más cuestionable. Y se pregunta finalmente porqué no tuvo correos la decencia de suspender el contrato cuando estaba el PSOE en el Gobierno, que es quien generó la deuda. Esto es directamente falso porque el procedimiento se inició el 17 de marzo, antes pues de las elecciones, pero lo es fundamentalmente no por eso, sino porque la deuda no la genera ni la mantiene el PSOE ni la paga o la deja de pagar el PP, sino el ayuntamiento que él coyunturalmente gestiona y tanto para los proveedores como para los ciudadanos es o debe ser indiferente el color de quienes lo gobiernen. ¿Acaso pretendían los candidatos del PP antes de convertirse en Alcaldes que su simple advenimiento iba a paralizar los procedimientos y las reclamaciones pendientes? Igual que el PSOE necesitaba aprender algo y se lo ha intentado enseñar IU de Extremadura (aunque con escaso éxito por lo que se ve), el PP necesitaba aprender lo que le ha enseñado Correos en Alcorcón, que la consigna de que todo va mal porque gobierna el PSOE y se solucionara mágicamente cuando el PP gobierne porque este sí genera confianza no es más que palabrería hueca, que los ciudadanos y los empresarios no quieren ya que nadie les venda confianza, sino que se la compren y que el pago sea inmediato y en forma de resolución de deudas, de contratos, de políticas sociales, de mejora de las condiciones de trabajo, de mantenimiento del poder adquisitivo, de sostenimiento de los precios, en fin, lo que es gobernar. Conocía o debía conocer el PP la mala situación económica de aquellos lugares que aspiraba legitimamente a gobernar, lo contrario habría sido irresponsable, por lo que lo que debe de hacer es asumirla y trabajar para salir de ella en lugar de mirar hacia atrás y echar pelotas fuera culpando al PSOE de todo lo que sea incapaz de gestionar. Que si, que ya sabemos que los chicos del PSOE, esos aviesos socialistas, son culpables de la situación económica y de los siete males al completo, precisamente por eso mucha gente ha decidido cambiar el sentido de su voto, para que se haga bien lo que se supone que antes se hacía mal, no desde luego para que se lo recuerden constantemente en lugar de solucionarles los problemas. 
También podrían reconocer elegantemente que la situación era la que era y que habría sido similar gobernase quien gobernase porque la crisis desde luego no se generó en los municipios y existen varios condicionamientos estructurales que maniatan la acción de gobierno de los consistorios. Y que no hay dinero no porque los socialistas lo hayan robado a espuertas, sino porque no lo hay.  Algo que deben saber los alcaldes del PP, que tampoco lo tienen. Y que el voto de castigo que corresponde a Zapatero se lo han llevado sin comerlo ni beberlo alcaldes que en su mayor parte han cumplido más que dignamente su tarea, por lo que no ha lugar a esta obsesión por mirás atrás con todo lo que queda por delante. Pero eso no es probable que suceda.
Probablemente se deban hacer auditorias, no lo discuto, pero sin prejuzgar los resultados porque en la inmensa mayoría de los casos, dado que las cuentas públicas son eso, públicas, y por tanto están sometidas a los pertinentes controles, no se encontrará nada, y si lo único que aporta uno al futuro de los ciudadanos es la promesa de esclarecimiento de un pasado que se imagina siniestro, me pregunto qué le quedará por ofrecer cuando se demuestre que no hay irregularidades significativas prácticamente en ningún lugar (además de las ya conocidas, que son de todos los colores).

lunes, 20 de junio de 2011

Orgullo y responsabilidad

Una parte del compromiso político inseparable de éste es, entiendo, la asunción de responsabilidades. Si son políticas, políticas, si son civiles, civiles y si son penales, penales. Simpatizo con el Proyecto Equo, aunque no forme parte de él, esto que voy a decir no es en su contra ni en contra de su presidente, debe entenderse como principio general: puede que la actuación del señor López de Uralde, entonces presidente de Greenpeace España, por la que hoy comienza a ser juzgado, estuviera justificada o no, eso va en gustos, puede que los beneficios en forma de propaganda que obtuvieron compensaran el esfuerzo y el riesgo o no, pero lo que está claro es que el hecho de que la comisión de uno o varios delitos se lleve a cabo en nombre de una causa justa no exime en modo alguno de la responsabilidad que ésta conlleva. Entiendo que en este caso concreto el hecho de tratarse de una protesta pacífica que no trataba de causar daño alguno físico ni moral deba ser tenido en cuenta, pero lo que no me parece lógico es pretender que por ese hecho se deba exonerar a los protagonistas. Ellos mismo deberían ser capaces de enorgullecerse de sus acciones y asumir las consecuencias con igual orgullo (que lo uno forma parte inseparable de lo otro) y si no es así, no llevarlas a cabo.
Asumir que el fin justifica los medios si quien hace uso de medios ilícitos considera que lo hace llevado por una causa noble es tanto como admitir la inutilidad de cualquier sistema legal en una sociedad civilizada. Dicho lo cual reitero que no le deseo al señor López de Uralde ningún mal, todo lo contrario, pero la demagogia no es aceptable ni aun (o especialmente) cuando viene de aquellos con quienes simpatizas.

Extremadura

En una imagen de la comparecencia ante los medios de Cayo Lara relativa a la posición que iba a tomar la federación extremeña de su formación en el debate de investidura de esa Comunidad Autónoma, alguien sostenía detrás un cartel, con logotipo de IU incluído, en el que podía leerse "Democracia real ya también en los partidos". Parece más que pertinente. Las bases de IU en extremadura decidieron que la mejor opción era la abstención por el 75,10% frente a un 22,05%. La Comisión Ejecutiva Regional, vaya usted a saber porqué cuando las bases votan algo sus representantes deben volver a votar sobre el mismo tema a no ser que se quiera demostrar algo sobre la representatividad y la ficción, decidió lo mismo pero ya por un 52,49% frente a 41,71%. Si seguimos ascendiendo en el organigrama los porcentajes continuarán previsiblemente su progresión a favor del PSOE, la Ejecutiva Federal y su Coordinador se han pronunciado claramente en ese sentido, y así hasta llegar al órgano donde aparentemente se decide todo, esto es, a la dirección del PSOE, donde cabe suponer que querran disponer a su antojo de los votos de IU en Extremadura como lo hacen en el resto del territorio. Resulta sonrojante el discurso apocalíptico de algunos en relación a este asunto: las cosas son más sencillas, si las bases deciden en un sentido, los demás deben asumirlo democráticamente y, en lugar de rasgarse las vestiduras, presumir de ello, porque eso es lo que procede, presumir de que las decisiones se tomen democráticamente aun en el caso de que a los dirigentes no le parezcan acertadas o incluso las crean contrarias a la línea política de la formación, porque de eso se trata la democracia, ¿no?

Así sí

Así sí, las manifestaciones de este fin de semana han sido todo un ejemplo de civismo cuya importancia reside principalmente en que (al contrario que el 15J) amplifican y no camuflan las reivindicaciones que motivan la propia manifestación. Hay que felicitar a la organización y a los participantes, no obstante sigo pensando que hay que pensar en otras formas de articulación del descontento, en un trabajo en positivo de estructuración de las propuestas, centrarse también en el cómo, y no sólo en el qué, porque de lo contrario el movimiento en lugar de en motor de transformación corre el riesgo de transformarse en simple válvula de escape de la indignación y el descontento. La manifestación pública está muy bien, pero es un medio, no un objetivo en si misma, y no conviene que haya nadie que piense que con manifestarse ya ha hecho lo que debía y se olvide hasta la próxima manifestación, donde vuleva a descargar la adrenalina acumulada y sentirse un buen ciudadano por haberse revelado contra la injusticia del sistema. Lo importante, ya digo, es hacer el trabajo duro de articulación de propuestas de alternativa, presentarlas a debate a la sociedad y generar un estado de opinión favorable que de alguna manera logre, directa o indirectamente, que esas propuestas se encaucen en las vías en las que las soluciones fluyen en una democracia, la parlamentaria. Las cosas se consiguen cuando se trasladan a las leyes, no a las calles, el éxito de estas manifestaciones no da sino la medida de la responsabilidad que recae ahora en sus organizadores, y el trabajo que queda por delante es el que de verdad es duro y difícil y para él deberían, en mi humilde opinión, mirar más allá de los límites de su propio movimiento y colaborar con organizaciones políticas, sociales, sindicales y, en fin, con todo aquel que tenga algo que decir y quiera arrimar el hombro  a este respecto de la mejora de la calidad de la democracia.

jueves, 16 de junio de 2011

De los indignados del 15M a los exaltados del 15J

Lo que escribo en este blog representa únicamente mi opinión personal y esa es una de las pocas cosas que me quedan en común con el movimiento 15M (o al menos con los grupúsculos que en su nombre ejercen la violencia sobre la ciudadanía), que ambos sólo nos representamos a nosotros mismos. La diferencia es que yo lo sé y ellos, según toda evidencia, no. Ellos se arrogan la representatividad de una sociedad que ni por asomo pueden ostentar legítimamente, ellos hacen uso de la violencia como herramienta reivindicativa, algo que hasta el opúsculo de Hessel condena, aunque sea por cuestiones estratégicas y no morales, lo cual da para hablar mucho aunque no sea éste el momento oportuno, y finalmente ellos han demostrado con sus tácticas plantear una frontal oposición al ideal democrático que dicen defender (y más  concretamente al republicano, al republicanismo cívico que defiendo yo):
- Se oponen a la libertad ya que impiden que otros ciudadanos que no piensan como ellos la ejerzan sin interferencias ni coacciones, sea por ellos mismos mediante el disfrute del espacio público común, sea mediante sus representantes mediante el ejercicio democrático parlamentario. Se han opuesto igualmente a la libertad de expresión de ciudadanos particulares como el caso de Cayo Lara a quien se consideraron con el derecho de decidir que no era digno de manifestarse a su lado como un ciudadano más en defensa de una causa concreta. No se trata de si Cayo Lara trató de aprovecharse o no de la manifestación, sino de si tenían derecho o no a impedirselo, y no lo tenían. El uso de la violencia y el hostigamiento a cargos públicos y sus familias en su vida publica y privada es igualmente opuesto a la libertad, a la virtud cívica y a cualquier aspecto del comportamiento democrático que se quiera tomar en consideración. Y no sólo cabe hablar del concepto de libertad aceptado en las democracias liberales, también se oponen al concepto de libertad como no dominación que defendermos los republicanos porque la dominación a la que nos oponemos debe ser de cualquier tipo, no sólo económica, gubernamental o laboral, sino también la dominación que trata de ejercerse mediante la coacción violenta, el hostigamiento y la acción de un grupo sin legitimación mediante consulta popular o representatividad democrática.
- Se oponen a la igualdad ya que no admiten en su seno a cualquier ciudadano que quiera compartir con ellos el espacio público, como ha quedado dicho en el caso de Cayo Lara y también en otros casos, pero también lo hacen al investirse de una verdad revelada de la que se nombran profetas y garantes y en cuyo nombre marginan la acción ciudadana de cuantos otros ciudadanos, igualmente indignados o no, decidan actuar dentro del respeto al marco legal que nosotros mismos, no una divinidad ni un ente ajeno, nosotros mismos nos hemos otorgado.
- Se oponen a la fraternidad, hoy día devaluada y transformada en el más restrictivo concepto de solidaridad, ya que no actúan para cambiar una situación, el desahucio por impago de la hipoteca pongamos por caso, sino para evitar un caso, el deshaucio de un simpatizante del movimiento. La deriva endogámica del movimiento es profundamente antisolidaria, hasta el punto de que se puede uno preguntar legítimamente si desean cambiar la realidad o su realidad.
- Se oponen a la democracia ya que tratan de impedir que esta se ejercite de la forma que la inmensa mayoría de los ciudadanos han elegido. Los cargos electos sí nos representan, por eso son electos, lo que debemos tratar de lograr es que lo hagan mejor. Se oponen igualmente porque su acción deliberativa se restringe a su propio y reducido universo, excluyendo el mucho más amplio de la sociedad en su conjunto que también piensa, también se indigna, también tiene dificultades para pagar la hipoteca, también sufre desempleo, tambien contratos basura o becas indignas, también depende de la arbitraria decisión de los bancos para poner en marcha un proyecto vital, también desea más democracia y también considera que el sistema necesita ser reformado, pero está dispuesta y comprometida a lograr sus objetivos dentro del marco legal que como sociedad nos hemos otorgado y que es la única garantía de libertad que tenemos. Yo mismo defiendo objetivos que están fuera de ese marco constitucional, como es el caso de la república, pero lo defiendo con arreglo a las posibilidades que el propio sistema contempla para su reforma, porque existen y esa es precisamente su grandeza, que contempla su propia reforma en cualquiera de sus aspectos. Con más razón en el caso de la mayor parte de las reformas que dicen defender que ni siquiera requieren cambios constitucionales y son por tanto más sencillas de lograr.
- Se oponen a la virtud cívica ya que su comportamiento violento es incívico y por tanto inaceptable.
- Se oponen a la defensa de lo público ya que no lo distinguen de lo privado, y no sólo en lo que se refiere a los espacios (las plazas no son suyas, sino de todos los ciudadanos, las calles no son suyas, sino de todos los ciudadanos, los parlamentos no son de los políticos, sino de todos los ciudadanos, etc) sino que incluso no distinguen la esfera pública de la esfera personal (inviolable, dicho sea de paso) de los ciudadanos: hasta que se demuestre lo contrario, los familiares de cargos públicos no son cargos públicos, y cuando un alcalde sale de su domicilio para pasear a su perro lo hace como ciudadano particular y merece por tanto el mismo respeto que cualquier otro ciudadano es situación análoga.
- Se oponen a la libertad de información y de expresión ya que por un lado ponen trabas a la labor de los medios de comunicación y por otro su concepción asamblearia y deliberativa veta a cualquier opinión o argumento que se emita desde fuera de su propio y discutible ámbito y/o método. Si uno delibera sólo consigo mismo, no ejerce la democracia deliberativa sino el elogio de su ombligo.
Pretendo en cualquier caso no ser injusto cayendo en la sinécdoque, me consta que los inaceptables disturbios de los últimos días no están organizados ni aun amparados por los organizadores originales del 15M, pero sin duda sí que estan protagonizados grupúsculos que han crecido a su sombra, los mil cojos manteca, como brillantemente los ha bautizado Arturo González, y de los que no se han podido desmarcar a tiempo. Ahora, no sé si demasiado tarde, ya lo han hecho, los portavoces autorizados del movimiento han condenado los actos de estas minorías y quiero dejar claro que mi texto se refiere a ellas y no al tan heterogéneo como pacífico movimiento en su conjunto al que han causado un daño no sé si irreparable. No se ya si se puede decir que el espíritu inicial se mantiene, diría que día a día la perversión del mismo se acentúa tanto que poco o nada queda de él, es más, el perjuicio que a fecha de hoy causan estos exaltados, que no indignados, a las causas que les proporcionaron cierta notoriedad es tal que con toda seguridad tras su intervención la defensa de éstas sufrirá un retroceso tan notable que costará años recuperar. La democracia se defiende comportándose democráticamente, la libertad respetando la de los demás y la igualdad exigiéndola en la misma medida que se ejerce, lo demás son tics totalitarios que se oponen frontalmente y perjudican a aquellos objetivos que se dicen defender y que, en una democracia imperfecta, pero democracia, como la nuestra sólo pueden merecer el rechazo más explícito y la condena más rotunda. Al igual que el resto de violencia que en forma de desigualdad, pobreza, dominación, etc ejercen arbitrariamente poderes económicos y en ocasiones gubernamentales o políticos sobre la ciudadanía, que debe ser denunciada y rechazada, pero lo que no parecen tener claro estos militantes del vocerío y la algarada es que el sistema, la ley, es la única herramienta que nos puede permitir enfrentarnos a esa otra violencia estructural que tanto les indigna y que sin embargo alimentan no sólo dándole coartadas, no sólo desprestigiando las alternativas, sino dándole carta de naturaleza al comportarse de un modo igualmente violento y por tanto rechazable.

lunes, 13 de junio de 2011

Los votos valientes, la democracia

A diferencia de Gaspar Llamazares, considero que los concejales de IU que por las razones que hayan considerado oportuno (que no valoro porque no conozco) han decidido no apoyar la investidura de alcaldes del PSOE no sólo no deben ser castigados, sino que deberían ser reconocidos por su valentía y por su independencia de criterio. Y por demostrarle al PSOE que los votos de IU son de IU, no suyos, y que si a alguien tienen que rendir cuentas por el sentido de éstos los cargos electos de cualquier partido es a sus bases y a quienes han depositado en ellos su confianza. En el ámbito local, muy especialmente, resulta absurdo tener que guiarse por las consignas o las líneas políticas que marcan los aparatos centrales de los partidos, donde probablemente ni siquiera tengan noticia de la capacidad o las actitudes de aquellos con quienes pretenden obligar a pactar a sus agrupaciones locales, que sí que conocen bien el terreno y tienen por tanto datos y argumentos más que de sobra para tomar la decisión que consideren más conveniente. Hasta que se demuestre lo contrario hay que asumir que no actúan como lo hacen por capricho, sino porque les sobran los motivos. Lo que deberían plantearse en el PSOE, la reflexión urgente e imperiosa, no es sobre la actitud de las bases de IU, sino sobre los motivos por los que de su propia conducta se derivan estan consecuencias, deberían plantarse muy seriamente porque desde su izquierda se prefiere en ocasiones apoyar a quienes están a su derecha antes que a ellos. A lo mejor si se plantean eso seriamente y actúan en consecuencia, y esto si que sirve tanto a nivel local como a nivel estatal, el problema deja de ser tal porque simplemente deja de existir.
Mientras tanto, en lugar de rasgarse las vestiduras por la desobediencia de sus díscolas bases, bien harían los aparatos de los partidos en disfrutar del espectáculo, porque de esto se trata: la disciplina de voto no es democracia, la lealtad a los principios sí, y tal vez en estos casos concretos sea precisamente por lealtad a esos principios por lo que se actúa como se actúa, tal vez no es que no se apoye al PSOE pese a ser de izquierdas, sino que precisamente por ser de izquierdas es por lo que se sienten obligados a actuar así. Aunque estoy siendo injusto, no es por ser de izquierdas por lo que se debe actuar basado en argumentos por encima de las consignas, es por ser demócrata, de forma que allá ellos quienes soliciten que este comportamiento de los concejales de IU, pero también que se sepa del propio PSOE en algunos casos o del PP en Asturias, sea castigado. Por mi parte, independientemente de que me guste o no el resultado, que no siempre es así, lo que merece es una sincera felicitación.

viernes, 10 de junio de 2011

¡Que cruz!

El presidente de Les Corts ha decidido colocar en la mesa presidencial del parlamento, ese lugar en el que reside la soberanía popular, el crucifijo que ya adornaba su mesa de despacho como consejero, lo que ya era discutible. Por toda justificación a un comportamiento de tan dudosa legitimida democrática ha esgrimido el siguiente argumento de notable profundidad intelectual: yo soy cristiano. Le ha faltado añadir, y además la mesa es mía que para eso nos han votado con mayoría absoluta. No voy a extenderme en el tema, no lo creo necesario ya que quien no quiera ver la inconveniencia del gesto no la verá no mirando a través del telecopio Hubble, simplemente escribo sobre el tema para desearles suerte a los parlamentarios valencianos y esperar que las opciones personales de su presidente no vayan mucho más alla ya que por la misma razón que entiende que su condición de cristiano le legitima para colocar un crucifijo particular en la mesa presidencial del parlamento autonómico, su condición de valencianista, si es que lo es, le permite, casi le obliga, a colocar un escudo del equipo de fútbol, su condición de miembro del pp le legitima para colocar una bandera de su partido y, qué se yo, su condición de omnivoro le permite colocar un chuletón de buey y una merluza (brotes de soja mejor no) sobre la tan distinguida mesa. Confiemos en que no coleccione muñecos de Elvis, perros de cabeza movil o gatos chinos de la suerte para evitar que Les Corts adquieran la apariencia de lo que sus actuales moradores mayoritarios (y absolutos) ya piensan que es, un bazar.

Siria y el infierno de Ivan Karamazov

Leo, porque reconozco que no me he sentido capaz de ver los vídeos ni las imágenes, las concienzudas e hiperrealistas descripciones que recogen los medios sobre las torturas a niños y adolescentes en Siria por parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado dentro de la terrorífica campaña de represión de la que sospecho conocemos tan sólo una pequeña parte, y no puedo menos que dar la razón a Iván Karamazov, el personaje de Dostoievski, cuando culmina su desgarrador razonamiento sobre este mismo tema, los malos tratos a los niños, con la siguiente frase: "el hombre ha creado al diablo a su imagen y semejanza".

martes, 7 de junio de 2011

Sarampión

Me alarma la noticia aparecida ayer en El País sobre el aumento de los casos de Sarampión en España (de 2 en 2004 a 1.500 en lo que va de 2011) debido en gran parte a la campaña antivacunas que, basada en datos contrastadamente falsos (no interpretaciones erróneas sino datos voluntariamente falseados), ha logrado convencer a un numero significativo de padres irresponsables para no vacunar a sus bebés. No voy a extenderme en mi consideración del comportamiento de estos padres hacia sus hijos, francamente me da miedo ponerme a hablar de ellos porque no me gusta faltarle el respeto a nadie y en este caso terminaría haciéndolo aun inconscientemente, pero sí que me gustaría decir algo no desde el punto de vista particular del inadmisible riesgo para la salud que corren esos niños por la libre voluntad de sus padres, algo para lo que es dudoso que la patria potestad les faculte, dicho sea de paso, sino desde un punto de vista general, de salud pública. La obcecación en no vacunar a los hijos facilita la circulación de un virus, en este caso casi erradicado en nuestro país hace unos años, que pone en riesgo no sólo a los hijos de los activistas antivacunación, sino a todos los demás, porque hasta que no se demuestre lo contrario nadie vive en una burbuja y las enfermedades infectocontagiosas lo son precisamente por eso, porque se contagian. Considero que el calendario de vacunación debiera ser de obligado cumplimiento, si se puede legislar para proteger a la ciudadanía de los perjuicios potenciales que nos puede causar la acción de terceras personas en el caso del tabaco, no parece de recibo que no se pueda hacer lo propio en el caso de las vacunas. La evidencia científica no es opinable, no es ideológica y no está sujeta a la voluntad de los ciudadanos, la ciencia es la única vacuna conocida contra la estupidez, aunque es palmario que es la única que en muchos casos no funciona, pero las otras vacunas, las incluidas en el calendario oficial de vacunación de cada zona y las que se recomiendan fuera de éste, sí que lo hacen y no existe razón ética ni moral se pueda oponer ni anteponer a la obligatoriedad de su aplicación en defensa tanto de la salud individual como colectiva de los ciudadanos.

lunes, 6 de junio de 2011

El alfiler de Nástenka

Dijérase una de esas vírgenes enfermizas que contemplamos a veces con piedad, tal vez con amor, que en diversas ocasiones nos pasan desapercibidas; pero que, de improviso, encontramos tan bellas, que nos preguntamos llenos de admiración, estupefactos: "¿Que fuerza es la que hace que esos ojos tristes y soñadores brillen con tal fuego?¿Que pasión  embellece los rasgos finos de su rostro?" Miramos a su alrededor, buscamos a alguien, adivinamos... Y el instante se desvanece, y tal vez mañana veremos la misma mirada perdida y soñadora, el mismo rostro pálido, los rasgos de una tristeza mortal que llora una efímera pasión. Y nos afligimos porque esa breve belleza haya desaparecido para siempre, y lamentamos el no haber tenido siquiera tiempo para amarla.
Fiodor M. Dostoievski. Las noches blancas. 
Releyendo ayer el relato de Dostoievski "Las noches blancas", me encontré con estas líneas que, pese a que hablan de algo bien diferente, me hicieron pensar en el fugaz brote de ilusión ciudadana que ha supuesto el movimiento 15M, de la fuerza y el brillo que subitamente embelleció el fino rostro de una sociedad de habitual tan aletargada y de la rapidez con que ese brillo se está extinguiendo no porque las causas que lo motivaron hayan cambiado en absoluto, sino por la acumulación de errores de una y otra parte, desde el momento, porque la coincidencia con las elecciones igual que les sirvió de altavoz antes de celebrarse ha supuesto una clara apariencia de deslegitimación después, hasta la metodología, la estética, etc. Encuentro en cualquier caso una gran responsabilidad en los organizadores de la acampada en este declive prematuro, y la encuentro porque considero que han cometido fallos tácticos notables, han elegido una metodología inaplicable a un espacio más amplio que el de su propio espejismo porque les hace soñar en igual medida que les ata las manos y, especialmente, han cometido el craso error de arrogarse una representatividad que en modo alguno tienen y que a la larga ha redundado en su perjuicio. Esto no es una esquela, no creo que el sentimiento que motivó las acampadas haya sufrido daño ni que los objetivos iniciales de democracia radical deban aparcarse en espera de mejores días, son cuestiones irrenunciables y no deben desaparecer del debate, pero deben articularse de otra manera. El movimiento debe organizarse, debe meditar sobre sus objetivos y, especialmente, sobre sus métodos y volver a dar la batalla cuando puedan hacerlo no como una anécdota simpática, sino como un actor legítimo del debate y la política de nuestro país (lo que no implica necesariamente su conversión en partido). A día de hoy me recuerdan a la abuela de uno de los personajes del relato de Dostoievski con el que empieza esta entrada, Nástenka, a quien dada su escasa vista, para poder vigilar a la nieta a la que adora la cose a su falda con un alfiler para así tenerla controlada y evitarle el peligro, consiguiendo únicamente convertirla en una infeliz. Los indignados de Sol me temo que están haciendo algo similar con la indignación ciudadana y la democracia radical, se están apropiando de cara a la opinión pública de un sentimiento y unas reivindicaciones que en modo alguno les pertenecen en exclusiva y a las que, al capitalizarlas de este modo, les están provocando un notable daño por recluirlas en el imaginario colectivo en el reducto de lo anecdótico, lo que se ve con simpatía y con cierto paternalismo condescendiente, pero que a fin de cuentas no se toma en serio y que además, justa o injustamente, convive con noticias más o menos ciertas de chinches, reyertas y abusos sexuales.
Harían bien por tanto, y es una opinión personal que no tiene más intención que la de ser expresada sin ánimo alguno de darle lecciones a nadie ni de faltarle el respeto, en disolver las acampadas y en organizar su lucha de otra manera, una que no tomara de rehén a espacios públicos ni ciudadanos y que se moviera en el campo de las ideas y de la acción política, que creara un estado de opinión en la sociedad previo a erigirse en protavoces de ésta y que se desenvolviera dentro de las reglas de conducta democráticas aceptadas por la sociedad, harían bien en tratar de mejorar el mundo y no en crear uno pequeñito, a su medida. El exceso desautoriza, el nuestro es un sistema democrático perfectible, con fallas notables y que precisa de una urgente puesta al día, pero no es una dictadura y calificarlo de tal es censurable en tanto que no sólo falta a la verdad sino que perjudica la imagen de quien lo dice. Depende ahora de los organizadores que esto sea bello pero efímero o que trascienda y se haga permanente aunque no inmediato, depende de ellos que nos afligamos ante la desaparición de su breve belleza sin que hayamos tenido tiempo para amarla o que trabajemos todos juntos para, puesto que la amamos, conseguir llevarla al puerto que da sentido a su existencia. El relato acaba con una frase del desolado protagonista cuando comprueba que ha perdido el amor, la belleza que un día contempló y que no pudo retener, no menos indicada: "¡Un instante de felicidad no basta a una vida humana!". Sol estuvo bien, pero no es suficiente, esperemos que quienes pueden hacerlo no lo sacrifiquen en el altar de la inmediatez de un triunfo improbable, porque lo importante no es Sol, sino lo que desde un principio defendía, y eso hoy ni requiere ni se ve beneficiado por la persistencia de las acampadas. Hoy se hace necesario para conseguir los objetivos que los acampados no repitan el antiguo error de la abuela de Nástenka, que descosan de su falda a las reivindicaciones legítimas que tan orgullosamente enarbolan, que desprendan el alfiler que las mantiene retenidas en un lugar que coartan su crecimiento y que se preocupen más de su éxito que de protagonizarlo.


jueves, 2 de junio de 2011

Aceptemos pulpo

En mi última entrada hacía referencia a la polémica suscitada por el Diccionario Biográfico de la Academia de Historia y posteriormente esta ha emitido un ponderado comunicado de prensa mediante el que hace pública su intención de rectificar algunas entradas a la vez que pone en valor el conjunto de la obra, que por otra parte no se ponía en duda.
El comunicado no explica porqué se encargaron determinadas biografías a personas que no tenían con los biografiados vinculación como historiadores y sí a título personal: el biografo de Franco es medievalista y presidente del patronato de la fundación Francisco Franco, es decir, que a menos que me confunda con la fecha natal de Franco en unos siglos, no es el biógrafo especialista en el personaje y sí por el contrario es un reconocido franquista y tanto lo uno (falta de capacitación profesional) como lo otro (falta de independencia de criterio) desaconsejan que sea el responsable del encargo. No se trata por tanto de defender la libertad de este señor para opinar lo que estime oportuno y lo defienda en los foros que tengan a bien invitarle para ello, eso está más allá de toda duda, se trata que la Academia ha cometido un notable error con dinero público y por más que vista la polémica rectifique, no se ha disculpado por ello.

Los impermeables

En la inolvidable novela de Ana María Matute Olvidado rey Gudú, la madre del protagonista conseguía proteger el corazón del entonces pequeño protagonista con una mágica barrera infranqueable que se suponía le mantendría a salvo del sufrimiento y evitaría que, como a ella, le rompieran el corazón. El resultado, lógicamente, fue bien distinto, ya que le convirtió más bien en un ser completamente insensible y dañíno para todos aquellos que le amaron. Al leer el resúmen de la entrevista que ha concedido el presidente Rodríguez Zapatero a RNE, especialmente ese inenarrable titular: "Si volviera atrás haría lo mismo al 100%", no he podido evitar acordarme de Gudú y preguntarme quién y porqué le contruyó una barrera mágica similar al presidente, sólo que en su caso en el cerebro, de forma que se volvió absolutamente impermeable no ya al razonamiento en particular, sino a la realidad en general. Habría que ser un observador ciertamente agudo para establecer los puentes que vinculan las declaraciones y los actos del presidente con la realidad de nuestro país, tanto como para ser capaz de ver la nada, y esa es una tarea para la que desde luego no me siento ni con fuerza ni con ganas.
Pero no se trata del único caso de impermeabilidad a la realidad, son otros casos muy notables los del presidente de la Academia de la Historia y el redactor de la entrada sobre el dictador (sí, dictador y sí, totalitario) Francisco Franco. Acusan a quienes discrepan de su labor de no aceptar el trabajo académico a causa de un sesgo político, cuando lo que se les critica es que han realizado su trabajo condicionados por un evidente sesgo político, lo que lo descalifica como trabajo académico. Y la prueba está en que entre quienes critícan la redacción de la biografía del dictador, y otras entradas, se encuentra gente de tan diferente condición ideológica como Vargas Llosa, Savater o Muñoz Molina, por poner unos ejemplos. El diccionario en su conjunto probablemente sea una obra magna y digna de elogio, pero las entradas que han despertado la polémica son censurables por subjetivas, sesgadas y ajenas a la verdad. Y no es esta una discusión formal sobre el uso de tal o cual adjetivo más o menos ajustado a la verdad, que también, sino de la tergiversación de la verdad mediante, muy especialmente, la ocultación de los muertos, porque es imposible una reseña biográfica de un dictador como Franco en la que no aparezcan los muertos ya que si sólo se dijese de él una frase, sin duda debería hacer referencia a ellos, como se hace con los muchos otros casos de deleznables personajes como Hitler, Stalin, Mussolini, Pinochet, Husein, Amin, Obiang, Sese Seko, Somoza o Pol Pot que engrosan la nómina ignominiosa de los tiranos que lamentablemente han teñido de sangre la historia de la humanidad.

Del patógeno inocuo o la estupidez contagiosa

Creo que fue Bertolt Brecht quien dijo que había que erradicar la estupidez porque es contagiosa. Sabía bien lo que decía el poeta y dramaturgo alemán, al menos parece quedar claro 55 años después de su muerte que en su país existe un cierto riesgo de contagio viral de la estupidez diríase que incompatible con la imagen de solvencia y eficacia que con cierta arrogancia tratan de vender al mundo. La estupidez de la consejera de salud de Hamburgo está clara, abundar en ella a la luz de los datos sería tan ventajista como innecesario, pero hete aquí que la ministra federal, en pleno delirio producido por el contagio, ha decidido defender la actuación de las autoridades de Hamburgo, lo cual podría ser hasta comprensible de no ser porque para ello ha esgrimido un argumento tan inconsistente (y falsario) que resulta difícil de entender a no ser que se enmarque dentro de la recientemente puesta de manifiesto tradición de los ministros alemanes por plagiar tesis y falsificar títulos académicos. Dice la ministra que hicieron bien en establecer una alerta sobre los peinos españoles porque se encontró en ellos una cepa de E. Coli, es decir, que al detectarse un patógeno su actuación estuvo justificada aunque a la postre la cepa fuese diferente de la que tristemente ha causado tantas defunciones en aquel país. Nada que objetar si fuera cierto, pero no hace falta ser especialista en seguridad alimentaria para sospechar que si efectivamente la cepa encontrada fuese patógena no se habría levantado la alerta, porque aunque en orígen se tratara de poner una barrera al contagio de una enfermedad, el hecho de que el patógeno aislado no provocara esa enfermedad, sino otra, no permitiría que volviera a la circulación. Es decir, resulta palmario que el E. Coli que encontraron en dos pepinos españoles no es sólo que fuera de una cepa diferente a la enterohemorragica que está causando tantos fallecimientos en centroeuropa, sino que no es patógena en absoluto, porque las cepas de E. Coli que viven en el intestino de los humanos no es que sean inocuas para éste, es que son beneficiosas. No se conoce otro daño al ser humano del E. Coli de los pepinos españoles que el causado en el prestigio de las responsables sanitarias de Hamburgo y Alemania, y contra ese no cabe alerta alimentaria alguna, aunque sí de otro tipo.
Y una última consideración: harían bien las autoridades sanitarias alemanas en conducirse con el mínimo de diligencia y eficacia exigibles a una democracia occidental medianamente avanzada e identificaran clara e irrefutablemente el orígen del contagio (que si es vegetal todo indica que se debe a errores de manipualción y falta de higiene), porque la consecuencia lógica es la que estamos viendo en paises como Rusia, que ante la incertidumbre de no saber de donde viene cierra las fronteras a todos los vegetales de la UE y próximamente, de seguir así, sería perfectamente razonable que hiciera lo propio con la carne. No hay porqué aceptar lecciones de quien se muestra manifiestamente incapaz en el desempeño de sus funciones y haría muy bien la ministra de Sanidad alemena en hacer bien su trabajo antes de atreverse a poner en duda el de los demás.
En fin, pese a los daños, esperemos que no irreparables, producidos al sector hortofrutícola español y a la imagen de nuestro país en general, hay algo bueno que se puede sacar de este episodio: la constatación de que al fin y al cabo nuestro políticos no son especialmente peores que los del resto de europa, que será un consuelo de tontos, pero es consuelo al fin y al cabo.

En otro orden de cosas, más doméstico, me ha alegrado escuchar el anuncio de auditorías en las comunidades autónomas gobernadas por el PP que hizo ayer su ínclito candidato a la presidencia del Gobierno en un alarde de actividad frenética, porque realmente estoy deseando conocer los resultados de la de la Comunidad Valenciana, que serán sin duda los más ilustrativos. ¿O es que sólo se van a realizar en los territorios "reconquistados"?

miércoles, 1 de junio de 2011

Leonard Cohen, Premio Príncipe de Asturias de las Letras

En estos tiempos en que nos crecen los pepinos, resulta extraordinariamente gratificante encontrarse con una noticia tan buena como la concesión del Príncipe de Asturias de la Letras a Leonard Cohen. Es de agradecer que el jurado haya tenido el buen tino de abrir una sucursal del Chelsea Hotel en pleno Oviedo donde recordar claramente viejos amores perdidos, pero es singularmente feliz su idea de darle el premio de las Letras a un músico que hasta cuando canta escribe, demostrando que la literatura es mucho más que la periódica aparición de tal o cual libro de vampiros. Y en fin, sirvan estas líneas de felicitación, no tengo mucho más que añadir, ¿que podría decir yo de Leonard Cohen que añadiera algo a su obra?. Nada, no pretendo sugerir que le amara mejor ni puedo llevar la cuenta de cada pájaro que cazó, pero le recuerdo bien en el Hotel Chelsea. Eso es todo, ni siquiera pienso en ello muy a menudo...

Chelsea Hotel nº2
(Letra: Leonard Cohen)


I remember you well in the Chelsea Hotel,
you were talking so brave and so sweet,
giving me head on the unmade bed,
while the limousines wait in the street.
Those were the reasons and that was New York,
we were running for the money and the flesh.
And that was called love for the workers in song
probably still is for those of them left.

Ah but you got away, didn't you babe,
you just turned your back on the crowd,
you got away, I never once heard you say,
I need you, I don't need you,
I need you, I don't need you
and all of that jiving around.

I remember you well in the Chelsea Hotel
you were famous, your heart was a legend.
You told me again you preferred handsome men
but for me you would make an exception.
And clenching your fist for the ones like us
who are oppressed by the figures of beauty,
you fixed yourself, you said, "Well never mind,
we are ugly but we have the music."

And then you got away, didn't you babe...

I don't mean to suggest that I loved you the best,
I can't keep track of each fallen robin.
I remember you well in the Chelsea Hotel,
that's all, I don't even think of you that often


Madrid y el turno de oficio

La sistemática restricción del gasto público de la presidenta Esperanza Aguirre es cada vez más difícil no ya de justificar (eso no es posible), sino de ocultar. A los recortes en sanidad y educación, que comprometen la calidad exigible a un servicio público fundamental, se suma ahora la noticia de la suspensión temporal del turno de oficio en la Comunidad de Madrid, medida que se ha visto obligado a tomar el Colegio de Abogados ante el reiterado impago del servicio por parte de la Comunidad. En el actual estado de cosas del virreinato de la señora Aguirre, la noticia no constituye una sorpresa: ni lo es que la administración no asuma sus compromisos financieros, quienes trabajamos en la Universidad lo sabemos bien, ni lo es la falta de interés de los adalides del liberalismo que nos gobiernan por la protección a los más desfavorecidos. Se ve que la Presidenta piensa que eso del turno de oficio no es más que una serie de televisión y protagonizada, además, por un hatajo de titiriteros, y que no tiene ella porqué financiarle los pedetes, por lúcidos que sean, a rojos como Juan Echanove. La justicia de calidad, como disimuladamente (o no tanto) se pretende con la educación, la sanidad y previsiblemente el agua, para quien pueda pagarla. Aunque para como se las suele gastar la presidenta, eso de no pagar a los abogados de oficio es poca cosa, con lo bonito que sería privatizar todo el sistema y crear una empresa dirigida por alguien de probadas solvencia e independencia como, pongamos por caso, el actual consejero Francisco Granados o el vicepresidente Ignacio González (que se quedó el pobre sin Cajamadrid, aunque siempre le quedará el Canal), que nombrase y pagase a todos los jueces de Madrid para que de una vez por todas impartieran justicia con criterios del siglo XXI y no con esos ajados y polvorientos de igualdad ante la ley, etc. Incluso podría hacer como en el caso del Canal y decir que, privatizándola, por fín pertenecería a todos los madrileños porque podrían, en teoría, comprar acciones, es decir, que sería de todos los madrileños que se la pudieran pagar (QED).
Y todo ello al calor de la renovada y aumentada mayoría absoluta que los ¿ciudadanos? madrileños hemos decidido otorgarle nuevamente como queriendo demostrar que tenemos exactamente lo que merecemos.

lunes, 30 de mayo de 2011

Funeraria Rubalcaba

Raras veces en la historía de la política de este país se ha conocido un intento de lograr un objetivo tan tenaz, intenso, esforzado y voluntarioso como el del PSOE por hacerse el haraquiri. Una vez hecha entrega de la daga a Rubalcaba, sólo falta ver en cuantos estómagos ajenos la clava para tratar de salvar el suyo. Ya se conocen tres, los de la ministra Chacón, la democracia interna y los principios progresistas del partido. Y puede que, a corto plazo, logre atenuar un tanto previsible el batacazo electoral, pero a la larga su designación es un error estratégico descomunal porque puede que las heridas internas que infliga con su daga cicatricen a la larga disciplina de partido mediante, pero la brecha que amenaza con abrirse con su electorado potencial parece más profunda e irremisible que la de la balsa de piedra de Saramago.

Pepinos indignados

La actitud del populista gobierno alemán hacia España comienza a ser intolerable: después de la visita de la señora Merkel para investirse de madrastra mala de nuestro Presidente, después de sus no solicitadas ni bienvenidas instrucciones sobre las revisiones salariales y después de los injustos y ridículos comentarios vertidos a raíz del suspuesto exceso de vacaciones de los españoles, toca ahora el turno a nuestra agricultura, a los pepinos. Es irresponsable verter sin pruebas según que tipo de acusaciones sobre un producto alimentario del que, como en todos los casos, depende el futuro de muchas familias, resulta indignante que cuando se sospecha de productos españoles se cite con nombre y apellidos a las empresas de las que supuestamiente podrían provenir los lotes infectados mientras que cuando vienen de Holanda se guarda el más respetuoso de los silencios, pero lo mas aberrante de todo es que cuando la lógica y las pruebas parecen indicar que el problema es del manipulado o del transporte, en cualquier caso con orígen en Alemania, ese antaño serio gobierno decida utilizar a España como excusa para tapar su propia ineficacia. Si finalmente se demuestra que el origen está en las empresas españolas, habrá que actuar con toda la contundencia posible, pero eso no modificará en absoluto el triste juicio del que se ha hecho acreedor el gobierno alemán con su lamentablemente demagógica actuación intolerable entre países civilizados, pero más aun entre socios comunitarios. Si tuviésemos un gobierno fuerte tal vez actuaríamos con la firmeza necesaria para lograr no sólo una disculpa, sino el necesario resarcimiento, pero como nuestro presidente hace tiempo que dejó de considerarse un presidente democrático para asumir el papel de proconsul de Alemania en nuestro país, sólo es esperable aguantar la indignación si se confirma el orígen en España o la humillación si finalmente es alemán. O a lo mejor nos disculpamos por dejar que nuestros pepinos se contaminen fuera de nuestras fronteras, que también puede ser. 
Este es un tema extraordinariamente serio, y lo es no porque pueda implicar a nuestro país sino porque uno de los principales socios de la unión europea ha actuado sin pruebas contra otro y con ello ha puesto en tela de juicio el sistema de alertas alimentarias que funciona en Europa y que lo hace bien. Es una lástima que las reglas de juego se vean nuevamente subordinadas al chauvinismo demagógico y arrogante de unos dirigentes irresponsables, es intolerable que en nuestras tan democráticas y occidentales sociedades siga habiendo espacio para que nuestros políticos recurran al más burdo y grosero populismo, pero más preocupante es que les funcione.