viernes, 10 de octubre de 2008

Arrogancia, ignorancia

Generalmente, los primeros días tras el anuncio del premio Nobel de literatura especialmente poco conocido, se podía ver cómo los medios buscaban afanosamente como llenar el hueco que ese desconocimiento les dejaba tirando de hemerotecas, entrevistas o recursos en general bastante cubiertos de polvo, cualquier cosa para evitar evidenciar el fuera de juego tan notable en que habían quedado con la designación. Y dentro de la gente de la cultura era una tarea imposible encontrar a alguien que reconociera su desconocimiento.
Sin embargo algo ha cambiado este año, no sólo se reconoce abiertamente la ignorancia sobre el tema, sino que se cuestiona la designación e incluso se muestra indignación porque ésta no ha recaído en un candidato del gusto del periodista.
Esto forma parte de la creciente percepción del mundo en blanco y negro que nos asola, nuestros creadores de opinión pierden la escala de grises con la misma velocidad que aquello que deben interpretar se complica. Entre la reacción algo cateta de antes y la arrogante de ahora hay un término medio evidente, no pasa nada por reconocer la ignorancia sobre un tema concreto, pero juzgarlo reconociéndola es ciertamente llamativo. Sugeriría a los periodistas que critican esta designación en lugar de, por ejemplo, Vargas Llosa, y peor aun, que la achaquen a los supuestos prejuicios ideológicos de la academia como han hecho esta mañana en Onda Cero, que lean primero a Jean-Marie Gustave Le Clézio y después, si lo estiman oportuno, lo critiquen. Eso de decir "yo no sé nada de él pero no me parece bien su designación" debería estar expresamente prohibido en todos los manuales de ética periodística, porque reconocer que se critica algo sin conocerlo no deja en el mejor lugar a quien lo hace.
Hace unos años, yo caí en la tentación de hacer algo similar con Coetzee, para mi completamente desconocido en el momento de su obtención del Nobel, sin embargo lo leí y con ello descubrí a quien se ha convertido no sólo en uno de mis autores preferidos, sino que tengo el pleno convencimiento de que es uno de los mejores escritores vivos, así que antes de decir si este premio lo merecía más quien lo ha ganado o bien otra persona, leeré al ganador. No creo que exigir a quienes viven de la información u ejercicio de responsabilidad similar.
Afortunadamente, la calidad literaria de un autor aun no se mide por su difusión ni por sus ventas.

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