lunes, 13 de octubre de 2008

Los miembros de la banda

En la entrada de ayer de este blog titulada La parábola de Nobor Dooh, decía que esa imagen especular de principios contrarios a Robin Hood en que se había convertido el sistema financiero mundial era responsable del mayor robo de la historia, aunque para ello el ladrón, además de cambiar de ideales había renunciado a su corporeidad para transformarse en un determinado modo de hacer las cosas, esa alquimia financiera causante de la crisis internacional. Sigo creyendo lo mismo, pero tras leer el siguiente fantástico artículo de El País, me he dado cuenta de que si bien el responsable máximo de este desastre es una determinada filosofía financiera, ello no obsta para que algunos de los miembros de la banda tengan nombres y apellidos, como esos directivos de AIG cuya primera acción tras recibir millones de los contribuyentes se gastaron 440.000$ en una cena que incluía servicios de manicura, pedicura y tratamientos faciales y que se justificaron diciendo que tales cosas eran tan básicas como el salario, porque suponen recompensar el trabajo. El trabajo mal hecho, claro, porque esa es una de las características de esa casta superior de ejecutivos, no tienen que responder por los resultados de su gestión y si llevan a su empresa a la quiebra, lo único que sucede es que obtienen una indemnización millonaria si es que la maltrecha economía que dejan tras su nefasta paso permite que la empresa les despida como antes han hecho ellos con miles de trabajadores.
El sistema ha permitido que de 1976 a 2007 los emolumentos de los grandes ejecutivos pasen a ser de 36 veces superiores al salario medio de la empresa a 275 veces, y eso es algo sobre lo que todos debemos reflexionar y solucionar para el futuro, pero la responsabilidad individual por la gestión concreta de cada uno de estos ejecutivos puede y debe tener repercusiones penales y es a la justicia a quien le corresponde reflexionar sobre ello.

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