jueves, 21 de enero de 2010

El discurso político

Fantástico editorial del periódico Factual de hoy:
http://www.factual.es/periodico/el-discurso-politico/?noticia=895

viernes, 15 de enero de 2010

Las lágrimas del ciudadano Munilla

No tenía pensado participar del aparentemente apasionante pasatiempo de descalificar al flamante nuevo obispo de San Sebastián en primer lugar porque resulta absurdo rasgarse las vestiduras ante el hecho de que un obispo afín a la jerarquía eclesiástica española actual sea extraordinariamente conservador, ultramontano, y en segundo porque está en su perfecto derecho de serlo y deben ser, en su caso, los fieles a su iglesia quienes decidan o no censurarle por sus actos. Pero que un personaje público, sea cual sea su adscripción, diga una barbaridad tan desoladora como la que recoge la SER de boca del señor Munilla, merece no sólo un comentario, sino las más abiertas, publicas y contundentes demostraciones de condena que la sociedad civil sea capaz de emitir. Sabrá monseñor como encaja en su conciencia cristiana considerar un mal mayor "la pobreza espiritual de nuestra sociedad" que las decenas de miles de víctimas del terremoto de Haití, a las que, eso sí, considera "inocentes", algo es algo. Conozco a muchos cristianos, de hecho todos a los que conozco, que sí consideran mayor motivo para llorar, contrariamente al señor Munilla, una catástrofe humanitaria de estas dimensiones que "la concepción materialista" de la humanidad que según él padecemos, pero como digo no estoy en condiciones de valorar esas declaraciones desde un punto de vista teológico, sí desde uno simple y llanamente humano, y, desde esa óptica, francamente, repugnan.

martes, 12 de enero de 2010

Renovaciones

Me sorprenden las encendidas defensas de la candidatura de José Luis Rodríguez Zapatero en las próximas elecciones generales por parte de dirigentes del PSOE, primero porque, independientemente de lo que ocurra, constituye un error estratégico que sólo consigue dar alas a quienes quieren poner en solfa la legitimidad de dicha candidatura y segundo porque, para ser honestos, la candidatura en sí misma es un trágico error. Lo es porque la autolimitación de mandatos a dos, a falta de obligación legal, es todo un test de espíritu democrático para quien se ve en la tesitura de asumirla o no, lo es porque el escenario más probable es el de una derrota ante la que se haga necesaria una renovación que será mucho más fácil si es previa a la misma que si es posterior (nadie le puede exigir a un candidato nuevo que gane las elecciones a la primera), y lo es porque la figura  pública del actual presidente está, en el mejor de los casos, agotada. Considero por otra parte que él mismo debe ser el primero en ser consciente de las elevadas probabilidades de la derrota y quiero pensar que más que un apego egocéntrico al poder su motivación está más en la línea de no abandonar cuando las cosas van mal o incluso de sacrificarse para que su sucesor no comience su bagaje con una derrota a sus espaldas, pero eso también es un error porque necesitamos buenos gestores, no mesías que se inmolen por nuestro bien.
El panorama político español necesita de una renovación en profundidad, la necesitan los dos principales partidos, pero también la precisa la ley electoral para evitar la infrarepresentación de muchos ciudadanos, del mismo modo que se hace necesaria una diversificación de la oferta para evitar el distanciamiento de la cosa pública de todos aquellos que no nos identificamos con los partidos actuales y que cada vez somos más. El mejor legado que podría dejar José Luis Rodríguez Zapatero, el mejor servicio que podría prestarle a la sociedad, sería ejemplificar esa renovación con su propia renuncia y dejar que el parlamento se regenerara facilitándole a la ciudadanía las herramientas para lograrlo, singularmente una nueva ley electoral.

lunes, 11 de enero de 2010

Las ideas bajo cero

Acostumbrados como estamos a culpar de todo al Gobierno, ahora le responsabilizamos de los efectos de la ola de frío polar, al menos de los numerosos inconvenientes que las nevadas que esta ha acarreado conlleva. La mayor parte de estos inconvenientes son inevitables, al menos lo son si no queremos gastar en quitanieves más que en educación y defensa juntas, porque eso parecemos exigir: una máquina para cada kilómetro de carreteras, pero de los que no lo son y aun así han aparecido, generalmente los responsables están en las comunidades, en los ayuntamientos o mucho más cerca, porque frecuentemente somos nosotros mismos quienes a sabiendas de las dificultades cogemos el coche y lo hacemos, además, sin las mínimas precauciones exigibles. Estaría bien que comenzáramos el año con el firme propósito de mantener un comportamiento como ciudadanos tan honesto y responsable como el que lógicamente exigimos a nuestros gobernantes, pero puestos a admitir apuestas la hipocresía aparece como favorita. Claro que poca cosa más podemos esperar de un país en el que el líder de la oposición es tan abiertamente populista que acude a hacerse una fotografía junto a una cola del paro (a una prudente distancia, eso sí) para ilustrar una entrevista en la que anuncia su disposición a abaratar el despido y nadie le afea la grosera utilización del sufrimiento de tantos ciudadanos que pasan por dificultades. Este país es lo que tiene, en cuanto baja el termómetro lo primero que se nos congelan son las ideas, y no hay quitanieves que lo arregle.