jueves, 9 de octubre de 2008

Alumnyekar

La imaginación, en ocasiones, es ciertamente traicionera. Ayer, cuando leí la noticia que informaba sobre la decisión del Tribunal Supremo de permitir a Almuñecar convocar un referendum para decidir sobre su Plan General de Ordenación Urbana, no pude evitar visualizar con claridad meridiana al Lehendakari Ibarretxe afilandose la lengua con el demagógico argumento de comparar su propia consulta con la de este municipio, y francamente, no era una imagen estéticamente agradable de ver.
Siempre he defendido que el único argumento contrario a la consulta de Ibarretxe era su imposibilidad legal, de modo que en un primer momento me sorprendió la sentencia, pero como las noticias afortunadamente son más que los titulares, una vez leída quedaba meridianamente claro que son casos completamente distintos y que sólo el hecho de que el PGOU sea competencia exclusiva del ayuntamiento permite que la sentencia se emita en el sentido que se ha emitido.
De todas formas cosas como la verdad o la racionalidad de los argumentos nunca han detenido al sr. Ibarrtetxe, así que debemos atarnos los machos y prepararnos para una nueva ofensiva victimista sobre el tema. Después de todo no vendrá mal, pese a su rango institucional lo cierto es que la cerrada defensa de Ibarretxe de la consulta hace tiempo que devino es espectaculo cómico, aunque sin gracia, así que al menos nos distraerá un rato de la crisis económica.

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