sábado, 11 de octubre de 2008

El papel de los sindicatos según González

Según don Ignacio González, Vicepresidente de la Comunidad de Madrid, el papel de los sindicatos no es cambiar el modelo de gestión político y las decisiones políticas de un Gobierno mayoritariamente refrendado por los madrileños, lo cual es cierto hasta cierto punto, es decir, los sindicatos deben velar por la calidad de las condiciones de trabajo y, consecuentemente, del servicio que presta la empresa a cuyos trabajadores representan y eso independientemente del modelo de gestión o de las decisiones políticas que subyazcan detrás de él. Si el sr. González considera que luchar por unas buenas condiciones de trabajo que garanticen un buen servicio público es sinónimo de cambiar el modelo de gestión que su gobierno ha implantado, reconoce implicitamente que dicho modelo no garantiza ni las unas, las condiciones de trabajo dignas, ni lo otro, un servicio público de excelencia. El sabrá porqué dice lo que dice, pero si yo fuera Esperanza Aguirre estaría tremendamente molesto con él.
Dice también que lo que están haciendo los sindicatos, "acoso" a un consejero y "boicot" a un servicio público, según él, "no es
democrático, ni es legítimo ni es aceptable". Es decir, que la protesta lógica ante el mal funcionamiento de unos servicios, el ejercicio de un derecho fundamental, la movilización ciudadana, ni son legítimas, ni son democráticas, ni son aceptables. A los consejeros de la Comunidad de Madrid no se les puede protestar, no se puede discrepar de sus decisiones puesto que para eso han ganado unas elecciones y manifestar públicamente esas discrepancias no es aceptable. Me va a perdonar el sr. González, pero lo que no es legítimo, democrático, ni aceptable es su concepción de un sistema democrático, su intolerable intento de limitación de la libertad de expresión de los ciudadanos y su reinterpretación del papel de los sindicatos como una sumisas agrupaciones culturales que refrenden sin más sus decisiones de gobierno. Si quiere reinterpretar los valores fundamentales de la democracia, allá él (a título personal es muy libre de mantener el grado de lealtad que desee con nuestro ordenamiento constitucional, pero no así en el ejercicio de su cargo, en el que debe respetuarlo escrupulosamente), pero sobre todo que no trate de trasladar la carga de su falta a quienes cumplen con el papel que nuestro sistema les reserva. ¡Para que luego digan que no es necesaria la Educación para la Ciudadanía!

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