lunes, 30 de mayo de 2011

Pepinos indignados

La actitud del populista gobierno alemán hacia España comienza a ser intolerable: después de la visita de la señora Merkel para investirse de madrastra mala de nuestro Presidente, después de sus no solicitadas ni bienvenidas instrucciones sobre las revisiones salariales y después de los injustos y ridículos comentarios vertidos a raíz del suspuesto exceso de vacaciones de los españoles, toca ahora el turno a nuestra agricultura, a los pepinos. Es irresponsable verter sin pruebas según que tipo de acusaciones sobre un producto alimentario del que, como en todos los casos, depende el futuro de muchas familias, resulta indignante que cuando se sospecha de productos españoles se cite con nombre y apellidos a las empresas de las que supuestamiente podrían provenir los lotes infectados mientras que cuando vienen de Holanda se guarda el más respetuoso de los silencios, pero lo mas aberrante de todo es que cuando la lógica y las pruebas parecen indicar que el problema es del manipulado o del transporte, en cualquier caso con orígen en Alemania, ese antaño serio gobierno decida utilizar a España como excusa para tapar su propia ineficacia. Si finalmente se demuestra que el origen está en las empresas españolas, habrá que actuar con toda la contundencia posible, pero eso no modificará en absoluto el triste juicio del que se ha hecho acreedor el gobierno alemán con su lamentablemente demagógica actuación intolerable entre países civilizados, pero más aun entre socios comunitarios. Si tuviésemos un gobierno fuerte tal vez actuaríamos con la firmeza necesaria para lograr no sólo una disculpa, sino el necesario resarcimiento, pero como nuestro presidente hace tiempo que dejó de considerarse un presidente democrático para asumir el papel de proconsul de Alemania en nuestro país, sólo es esperable aguantar la indignación si se confirma el orígen en España o la humillación si finalmente es alemán. O a lo mejor nos disculpamos por dejar que nuestros pepinos se contaminen fuera de nuestras fronteras, que también puede ser. 
Este es un tema extraordinariamente serio, y lo es no porque pueda implicar a nuestro país sino porque uno de los principales socios de la unión europea ha actuado sin pruebas contra otro y con ello ha puesto en tela de juicio el sistema de alertas alimentarias que funciona en Europa y que lo hace bien. Es una lástima que las reglas de juego se vean nuevamente subordinadas al chauvinismo demagógico y arrogante de unos dirigentes irresponsables, es intolerable que en nuestras tan democráticas y occidentales sociedades siga habiendo espacio para que nuestros políticos recurran al más burdo y grosero populismo, pero más preocupante es que les funcione.

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