miércoles, 6 de julio de 2011

La dimisión surrealista

Parece ser que el Consejo de Administración de RTVE ha forzado la dimisión de su presidente por haber adjudicado a una empresa dirigida por su hijo. Hasta ahí todo parece correcto. Luego está la incómoda manía de leerse el resto de la noticia, y no sólo los titulares. He aquí lo llamativo: contactaron con seis empresas para que concurrieran al concurso, de las cuales dos declinaron hacer una oferta por exceder el servicio a prestar su capacidad operativa, dos se fusionaron para presentar una oferta competitiva pero al final desistieron y otras dos siguieron adelante. Una era la que prestaba el servicio hasta ahora por el módico precio de 14 millones de euros al año (de dinero público, por supuesto), lo que parece ser que el presidente ha utilizado sibilinamente como excusa para favorecer a su hijo, cuya empresa, la muy mezquina, ofertó hacerse cargo de ese mismo servicio por 1,2 millones el periodo de seis meses. 2,4 millones de euros al año. Y es que estos políticos corruptos no tienen remedio, con tal de favorecer a un familiar son capaces de ahorrarle al Estado 11,6 millones de euros. Hace bien en dimitir el presidente Oliart y haría mejor aun en despedirse, para apartarse de la mediocridad, citando a algún clásico, como por ejemplo usar la frase que utilizó el célebre cínico Diógenes de Sínope cuando le expulsaron de esa polis porque encontraron a su padre culpable de malversar dinero público: Ellos me condenaron a irme, pero yo les condené a quedarse. Dicho queda. En este país de mediocres en el que nadie dimite, para una vez que lo hace alguien es por haber hecho algo bien. No tenemos remedio.

No hay comentarios: