martes, 22 de noviembre de 2011

El voto de Iván Ilich Pralinski

En su célebre cuento "Un percande desagradable", Dostievski describe el estado de ánimo del protagonista en el momento de tomar la absurda decisión de entrar a la boda de un subordinado sin haber sido invitado para demostrar la grandeza de su espíritu diciendo: pero el mal radicaba en que aquel era un minuto excéntrico. Tengo para mi que esa expresión describe muy certeramente la catársis colectiva que ha llevado a los españoles a regalar, ley electoral mediante, una mayoría absoluta tan llamativa a quien decididamente no ha hecho méritos suficientes para conseguirla. Tal vez no se haya tratado de un minuto, pero sí de un estado de ánimo excéntrico, y me explico: es perfectamente legítimo identificarse con las propuestas del Partido Popular, pero éste ha recogido muchos votos de personas que no se identifican en absoluto con sus políticas pero que a causa de la irritación que ha provocado en la ciudadanía la nefasta gestión del presidente Rodríguez Zapatero han creído ver en Rajoy, en tanto que su oponente, al antagonista de cuantas cosas le irritaban del primero. Y no hay nada más lejos de la realidad. Pongo un ejemplo: son varios los votantes confesos del PP que me han mostrado su confianza en que el nuevo gobierno cambiará la ley electoral en el sentido de que los votos de todos los ciudadanos tengan el mismo valor en las urnas, y el PP jamás se ha pronunciado en ese sentido, es más, en alguna ocasión el presidente electo ha mostrado su satisfacción con el sistema d'Hont porque, según dijo, gracias a él hemos disfrutado de un largo periodo de estabilidad democrática. Pero no acaba ahí el argumento, el PP votó conjuntamente con el PSOE la última reforma de la Ley Electoral consistente en convertirla en un mecanismo aun más injusto, aun más antidemocrático que el anterior. Finalmente hay que señalar que los dos partidos más beneficiados son y siempre han sido PP y PSOE y que de haber una ley justa, para empezar, el primero no habría obtenido en estas elecciones esa mayoría absoluta que tanto les satisface. Votar al PP, en este sentido, es, al igual que votar al PSOE, un voto en favor de la ley electoral actual y del bipartidismo artificial e impuesto que conlleva, y mucha gente ha votado al partido popular en la confianza de que reformará esa ley, por eso hablo del minuto excéntrico, porque es un estado de ánimo en el que algo que no tiene mayor relación con el sentido común parece que es una buena idea. Hasta que la realidad se encarga de demostrar que no era así.
En realidad Iván Ilich, el protagonista del relato, debia la excentricidad de su raciocinio a un motivo bien diferente, el hombre había bebido un tanto de más, pero es que la indignación y la irritación que la segunda legislatura de Zapatero ha dejado en la ciudadanía se asemeja bastante a una borrachera, lo lamentable es que en lugar de reaccionar a la ebriedad abogando por el consumo responsable o por la abstinencia hayamos decidido votar en masa por la resaca.

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