lunes, 20 de junio de 2011

Orgullo y responsabilidad

Una parte del compromiso político inseparable de éste es, entiendo, la asunción de responsabilidades. Si son políticas, políticas, si son civiles, civiles y si son penales, penales. Simpatizo con el Proyecto Equo, aunque no forme parte de él, esto que voy a decir no es en su contra ni en contra de su presidente, debe entenderse como principio general: puede que la actuación del señor López de Uralde, entonces presidente de Greenpeace España, por la que hoy comienza a ser juzgado, estuviera justificada o no, eso va en gustos, puede que los beneficios en forma de propaganda que obtuvieron compensaran el esfuerzo y el riesgo o no, pero lo que está claro es que el hecho de que la comisión de uno o varios delitos se lleve a cabo en nombre de una causa justa no exime en modo alguno de la responsabilidad que ésta conlleva. Entiendo que en este caso concreto el hecho de tratarse de una protesta pacífica que no trataba de causar daño alguno físico ni moral deba ser tenido en cuenta, pero lo que no me parece lógico es pretender que por ese hecho se deba exonerar a los protagonistas. Ellos mismo deberían ser capaces de enorgullecerse de sus acciones y asumir las consecuencias con igual orgullo (que lo uno forma parte inseparable de lo otro) y si no es así, no llevarlas a cabo.
Asumir que el fin justifica los medios si quien hace uso de medios ilícitos considera que lo hace llevado por una causa noble es tanto como admitir la inutilidad de cualquier sistema legal en una sociedad civilizada. Dicho lo cual reitero que no le deseo al señor López de Uralde ningún mal, todo lo contrario, pero la demagogia no es aceptable ni aun (o especialmente) cuando viene de aquellos con quienes simpatizas.

No hay comentarios: