sábado, 1 de noviembre de 2008

Camps y el fracaso

Todos los medios constatan el descomunal fracaso de la boutade de Camps al obligar a que Educación para la Ciudadanía se imparta en inglés, pero se equivocan al sustanciarlo en los 199 suspensos, el 99% de los examinados, porque el verdadero fracaso radica, para Camps sin duda es así, en los dos aprobados. El fallo de su estrategia ha sido que en sus provincianos esquemas mentales no se contemplaba la posibilidad de que hubiera entre los alumnos dos de ascendencia inglesa, pero no pasa nada, para los grandes hombres, los estadistas del nivel del honorable Presidente, ningún obstáculo es lo suficientemente grande como para desviarles de su objetivo, de la consecución de sus nobles metas, alcanzar las mayores cuotas posibles de poder personal aun a costa de causar con ello notorios perjuicios a sus administrados, así que el año que viene obligará a impartir EpC en sáncrito, esperanto o suajili, para que se vea que además mantiene un compromiso firme con la multiculturalidad y el pluralismo.
No es de extrañar que tanto esta surrealista situación como la asfixia de las universidades públicas vengan de comunidades gobernadas por Camps y Aguirre, los delfines con alma de tiburón que no dudan en sacrificar a los ciudadanos de sus comunidades para hacer algo que no les compete, como es la oposición al ejecutivo central, para obtener el poder en su partido primero, y en el Estado después. Suspender para ello a la inmensa mayoría de los alumnos en una asignatura obligatoria, independientemente del perjuicio académico que les cause, no es un precio demasiado alto a pagar para estar preclaras mentes, a fin de cuentas lo que deberían haber hecho esos rebeldes estudiantes era objetar como dios manda y quitarles el problema de encima, pero no, se han empeñado en cumplir con aquello a que les obliga la legalidad vigente aun a costa de los inetereses partidistas de su Presidente y eso no se puede permitir. No aprobarles no es sólo una medida de presión, sino también un justo castigo. La próxima vez aprenderán.
Al fin y al cabo, sin pretenderlo, Camps ha logrado lo contrario de lo que pretendía, ha dado a sus alumnos una valiosa lección de Educación para la Ciudadanía, demostrándoles los efectos de las políticas que supeditan el bien común de los ciudadanos a los intereses particulares de quienes las aplican. Esperemos que la hayan aprendido.

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