jueves, 6 de noviembre de 2008

Dos discursos

Hace relativamente poco tiempo, el diario El Mundo publicó una serie de discursos de líderes políticos de indudable trascendencia histórica. Ayer, tras leer y ver el discurso de la victoria de Obama, recordé alguno de los que había leído de esa colección y no pude evitar tener la sensación de que sin duda su discurso no sólo era digno de figurar en una antología como la citada, sino que probablemente incluso superaba a muchos de ellos. Después, sus actos refrendarán sus palabras o no, eso ya se verá, pero de momento hay que felicitarse de que alguien de la brillante oratoria de Obama haya llegado a la Casa Blanca, aunque sólo sea como señal de desahucio de la mediocridad de ese alojamiento que jamás debió ocupar, y ojalá que también lo sea de su destierro de la vida pública.
Pero el caprichoso destino ha querido que las páginas de los periódicos españoles deban repartir su espacio entre ese brillante discurso y otro, el de la mezquindad y la miseria moral sustanciados en el comunicado de ETA, uno de los pocos lugares del mundo en el que aberraciones intelectuales como las que siguen pueden encontrar acomodo (informa Público): "En las lágrimas de cocodrilo de militantes antiabertzales como Marixabel Lasa quieren empañar y borrar la opresión que sufre este pueblo", o "ETA seguirá la campaña en contra hasta que cambie su actitud represiva", o tambien la amenaza de "mantener su actual estrategia de atentados hasta "obligar a sentarse de nuevo" al Gobierno en otro proceso de paz, para que reconozca de una vez los derechos de Euskal Herria", o bien "mientras los derechos de Euskal Herria no sean conocidos y respetados, continuará la resistencia contra la opresión". Y todo ello no en un contexto de reflexión sobre la situación sin más, sino en un comunicado en el que se asume la autoría de diez atentados, incluido el último en la Universidad de Navarra. No sé si existen límites para la desvergüenza, pero si es así sin duda alguien en este momento los está explorando en nombre de ETA.
Entre el bello canto a los elevados principios de la democracia y la igualdad que entonó ayer Obama (repito, su grado de cumplimiento ya se verá) y la abstrusa , maniquea y mezquina argumentación de los terroristas media un abismo intelectual, por supuesto, pero fundamentalmente humano de tal grado, que no puede dejar indiferente a nadie, la coexistencia de ambos en el tiempo no deja de tener mucho de inmoral. Ojalá llegue el día en que el cambio que logremos, entre otras muchas cosas, se sustancie en que sencillamente no exista nadie capaz de sostener el aberrante discurso de los terroristas, pero sobre todo, nadie susceptible de darle crédito.

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