viernes, 21 de noviembre de 2008

Los dudosos méritos de sor Maravillas y los indudables deméritos de Bono

No tendría nada que objetar a la colocación de una placa en el Congreso a una religiosa que hubiera hecho méritos para ello, no es el caso de sor Maravillas, quien va a acceder a ese honor antes que muchas personas católicas o no, de izquierdas, derechas o centro que antes, durante y después que ella sí que los han hecho. El único mérito objetivo que se aduce es que aparentemente las dependencias del congreso ocupan hoy día la que antaño fue su casa natal. Nada más hay en su vida que justifique el homenaje civil que ahora recibe, y como muchas otras personas nacieron y vivieron en las casas que hoy se supone constituyen la de todos, cabe suponer que sólo su condición de santa justifica esta absurda y arbitraria decisión.
Bien, queda claro que, como por otro lado bien publicita el Presidente del Congreso, el señor Bono ha colocado una vez más sus convicciones personales, muy respetables, por encima de las obligaciones de su cargo y eso, en democracia, sólo debería tener un final, su dimisión. Sé que eso no va a suceder, pero ello no obsta para que la pida, porque respeto profundamente las convicciones del señor Bono, obviamente de forma inversamente proporcional a cómo lo hace él con las mías o con las de todos aquellos que no coincidan con él, pero como el Congreso es mi casa tanto como la suya por más que coyunturalmente la presida, le pedi
ría al señor Bono que rinda cuantos homenajes desee a quien le parezca oportuno, pero en su pared, la de su casa, porque para hacerlo en la de todos, lo menos que se le puede exigir es preguntar.

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