martes, 25 de noviembre de 2008

Los balones fuera de la Ministra Cabrera y otras cruces

Lo realmente difícil de comprender de las reacciones a la sentencia que obliga a retirar los crucifijos de las aulas de un colegio público en Valladolid no está en las críticas de la Iglesia o el PP, esperables, ni tan siquiera en las alabanzas de parte del PSOE o de IU, menos aun en el silencio de C´s, lo realmente incomprensible es la reacción de la ministra Mercedes Cabrera quien decide por su cuenta y riesgo que ni las sentencias judiciales ni la propia constitución son relevantes y que es un tema sobre el que en cada caso deben decidir los respectivos Consejos Escolares, algo que por cierto es contrario a la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que dejó claro en 2002 que dicha pretensión era contraria a derecho. Así pues, si nuestra Ministra de Educación puede incitar públicamente a incumplir deliberadamente dos sentencias judiciales así como a no acatar los valores consagrados por la Constitución, ya nada puede ser sorprendente. Es lamentable el recurrente recurso a los balones fuera de este gobierno que sorprendentemente es tachado de laicista cuando nada ha hecho por la laicidad del Estado, sino todo lo contrario.
Finalmente, quisiera dejar claro que no existe en la petición de retirada de crucifijos de las aulas publicas el menor rastro de motivación antireligiosa, no es una falta de respeto a los católicos que se solicite dicha retirada porque no se trata de prohibirlos, sino de no colocarlos donde los valores que nos hemos dado como pueblo a través de la carta magna dejan claro que no deben estar. Si existe alguna falta de respeto es en todo caso la contraria, la imposición de un símbolo religioso, el que sea, en un espacio público.
Y sobre la no menos absurda descalificación de la sentencia porque "a nadie ofende un crucifijo en un aula", simplemente cabe remitirse a los hechos: ofende al menos a los padres que han interpuesto la sentencia y a las confederaciones de padres que la han apoyado. Que sean mayoría o minoría es irrelevante, porque da la casualidad que tienen la ley de su parte y eso, en un estado de derecho, se quiera o no, debe pesar más que cualquier otra consideración. La sumisión de la ley al muy respetable sentir particular de parte de la ciudadanía no es que sea inadmisible, es que escapa a las más elementales nociones de sentido común.

1 comentario:

alfredo dijo...

Hola. Personalmente, prefiero que en un colegio público no exista simbología religiosa, aunque sea cristiano(cuáquero).
Respecto al silencia de mi partido Ciudadanos. No se, quizá pueda influir el hecho de que el único medio que nos da cancha es la COpe, y pudiera existir temor a "represalias", aunque es una mera suposición, que conste.
De cualquier forma, quizá sea un tema interesante, lo de los crucifijos en los colegios, pero no se si crear división y choques en la sociedad por tal motivo, con lo que está cayendo... Puestos a crear conflictos, sería el momento de que los cientos de miles de parados se pusieran en marcha y se lanzaran a mantener fábricas y empresas en sus manos. Eso si que sería un conflicto digno de apoyo. Luchar por la dignidad de los cientos de miles de españoles que no quieran quedarse en la calle.
Pero este es otro tema.
Saludos