miércoles, 9 de abril de 2008

Los pétalos del atún

Decía el aforismo de Ernesto Esteban Etchenique, personaje creado por el añorado negro Fontanarrosa, la rosa tiene espinas, pero... ¿tiene pétalos el atún? Que el atún no los tenga no parece que pueda sorprender a nadie, sin embargo la ausencia de pétalos en la rosa, o al menos la preeminencia de espinas sí que resulta en cierto modo llamativa, aunque la rosa en cuestión lo sea sólo metafóricamente y por cuestión patronímica, se escriba con mayúscula, tenga apellido y las virtudes que muestre no sean estéticas, sino intelectuales, no flores sino argumentos, y no lo haga en un jardín, sino en el parlamento.
Valga en fin la metáfora para expresar mi desagrado con el tono (no obstante agradecido por el candidato, como el de todos por otra parte) utilizado por Rosa Díez en su bautismo de fuego parlamentario, un discurso en blanco y negro, sin crispación pero con una notable aspereza, con un concepto de estado que trata de disfrazar de autonomista cuando es fuertemente centralista de facto, con una argumentación en ocasiones de trazo grueso, frecuentemente demagógica (indignante la falsaria alusión al gobierno del poder judicial) y con una utilización de los problemas y los miedos de los ciudadanos rayana en el populismo.
También tengo que decir, en justicia, que a mi modo de ver su señoría mejoró notablemente en el turno de réplica, lo cual es bueno porque en la respuesta cabe suponer que es más ella misma por lo que de improvisación necesariamente tiene. Yo le deseo suerte sinceramente, porque creo que puede jugar un papel interesante a lo largo de la legislatura, pero no creo que el comienzo haya sido especialmente ilusionante.

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