viernes, 18 de abril de 2008

La impotencia estatutaria

No tengo por costumbre discutirle nada a quien tiene conocimientos y autoridad muy superiores a los míos en una materia, de modo que no voy a poner en tela de juicio si los estatutos de IU permiten o no la expulsión de los ediles de EB de Mondragón. Si Gaspar Llamazares dice que es así, lo asumo como cierto, de hecho tiendo a creérmelo puesto que cuando se ha expulsado fulminantemente a militantes con bastantes menos remilgos que ahora y por motivos muchísimo menos graves (como en el caso de Asturias), los tribunales tengo entendido que han obligado a su readmisión. Ahora bien, si mis conocimientos sobre el tema no me permiten poner en duda la veracidad de esas declaraciones, mi conciencia si me permite hacer una consideración tajante al respecto: si lo estatutos no permiten la expulsión de quienes apoyan indirectamente al terrorismo, porque eso es lo que han hecho, hay que cambiarlos inmediatamente. Doy por sentado que lo que no permiten los estatutos es la expulsión fulminante sin una serie de garantías, pero que se abrirá un proceso para llevarla a cabo con todas las que sean necesarias y que culmine con la expulsión siguiendo los plazos y trámites pertinentes, y no me parece mal, pero creo que debería existir alguna figura del tipo suspensión cautelar en tanto la resolución fuera firme, ese es el sentido de la reforma que creo que debería reflejarse en los estatutos para evitar la vergüenza pública que suponen casos como este.
Se ha hablado mucho y con razón de las causas de la debacle electoral de IU y se han identificado especialmente con el tsunami bipartidista que citó el coordinador general. No digo que no sea verdad, pero la noticia de la víspera surgida a raíz del atentado gracias a la cual muchos ciudadanos supimos que ANV gobernaba en coalición con EB creo que también fue fundamental, al menos a mi, que dudaba si votar IU o no, me afectó mucho y terminó por hacer que me decantara por otra opción. Y la reiteración actual en el error no hace sino abundar en el declive de una opción electoral tan necesaria como moribunda. Es muy diferente criticar la ley de partidos, cosa que yo mismo hago, y colaborar con quienes apoyan al terrorismo, habría que empezar por tener eso claro y transmitírselo a la ciudadanía. Muchos daríamos el paso que nos falta para implicarnos en IU si así fuera.

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