lunes, 28 de abril de 2008

Bernat Soria y la magdalena de Proust

A veces, sin entender muy bien el porqué de la relación, determinados sucesos de la actualidad desencadenan cascadas de recuerdos a modo de la magdalena de Proust, y eso es lo que me ha pasado este fin de semana con el Ministro Soria y el aceite de girasol contaminado, me ha venido a recordar a mi inefable profesor de filosofía de hace ya tantos años que me cuesta hacer la suma. Era un tipo ciertamente peculiar que al final de cada clase nos daba cinco "minutos sindicales" y que fue responsable de las primeras y únicas elecciones que gané en mi vida, a las que paradójicamente no presenté mi candidatura. Tenía la costumbre de comenzar la explicación de cada filósofo con alguna frase impactante para captar la atención de sus adolescentes y por tanto distraidos alumnos, y lo hacía con tanto tino que aún recuerdo algunas, de hecho recuerdo la primera que le escuché como profesor nuestro: "Aristóteles no existe" (también la pintoresca "Engels era un follador nato", pero eso es otra historia). Pues bien, este carísmático profesor tuvo a bien suspenderme un examen en el que había contestado correctamente a todas las preguntas precísamente por eso, por haberme limitado a contestarlas correctamente, sin la brillantez que el buen hombre esperaba de mí. Aunque recuerdo haberle odiado intensamente en aquel momento, hoy guardo un gran recuerdo de él, y precisamente esa anécdota, la de suspenderme un examen por limitarme a hacerlo con corrección que con el tiempo he llegado a agradecerle, es lo que me vino a la memoria cuando escuché al misitro de sanidad defender su gestión del incidente del aceite: no dudo que cuanto ha hecho se pueda considerar correcto, pero en un asunto de esta índole tanto los ciudadanos como los productores tenemos derecho a esperar una gestión infinítamente más brillante, empezando por que los alimentos no aptos para el consumo no lleguen a las tiendas y contínuando por que cada lote a inmovilizar sea identificado y por tanto localizado e inmovilizado en un plazo de tiempo muchísimo menor, casi inmediatamente. Tiene la suerte el ministro de que no es a mi a quien compete su evaluación, al menos hasta dentro de cuatro años, porque si así fuera no me quedaría más remedio que suspenderle por su papel en este asunto.
En fin, está claro que este lunes da comienzo a una buena semana para no ser productor o comercializador de aceite de girasol, queda por ver que tal será para ser ministro de Sanidad.

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