viernes, 25 de abril de 2008

Las cuchillerías de Mondragón no venden navajas de Occam

La navaja de Occam, esa herramienta lógica paradigma del pensamiento científico que viene a decir que la explicación más sencilla de cuantas incluyan todos los hechos estudiados es la cierta, se me antoja inaplicable en ese arcano llamado Mondragón ante los últimos acontecimientos ya que la explicación más sencilla es tan necesariamente de índole psiquiátrico que conviene descartarla automáticamente, a no ser que la locura se interprete según las palabras de Chesterton, quien decía que loco no es el que carece de normas lógicas, sino el que las aplica como si fueran matemáticas. La tozuda realidad se ha empeñado en mostrarse invulnerable a cualquier intento de análisis por parte de los ciudadanos, parece haberse dotado de una coraza de adamantium tan impenetrable que impide que la citada navaja rasgue siquiera su superficie, sólo así se explica que de una moción de censura a otra sólo PSE, ANV y Aralar hayan mantenido el sentido de su voto, el resto, algunos incluso por sorpresa como el PP, lo han cambiado favoreciendo no sólo el naufragio de la moción, sino el mantenimiento de la alacaldía en manos de un partido que se niega a condenar el terrorismo.
Tampoco es fácil de explicar porqué un partido que sostiene premisas diferentes de otro, que se alía con diferentes partidos, que apoya políticas opuestas, que mantiene siglas diferentes y que comparece públicamente con un logotipo propio sin mención alguna al partido coaligado, debe ser considerado parte de un mismo todo. Si EB es tan absolutamente diferente de IU es lógico que esta última no pueda expulsar a militantes de aquella, al fin y al cabo no son suyos, pero lo incomprensible es que se mantengan los lazos de unión entre ambas entidades, sean estos de la naturaleza que sean. Haría bien IU en deshacerse de semejante rémora que mina su credibilidad y está por ver que aporte algo positivo más allá de la cuota de poder a la que le da acceso nominalmente y su reflejo contable, si existe. Políticamente, que es de lo que se trata, no parece que IU tenga absolutamente nada que decir en el País Vasco hoy por hoy, y me pregunto si no será mejor acudir a las urnas con tus propias siglas y control sobre tus políticas (aunque el resultado sea peor) que aparecer ante la sociedad como una marioneta manejada por un grupúsculo carente de coherencia ideológica, programática y sobre todo moral contigo mismo.
Pero si ese comportamiento matemático de resultado delirante al que alude Chesterton se ha mostrado claramente en el caso de algún grupo, sin duda ha sido en el PP. Quedan atrás las promesas de diálogo, de búsqueda de pactos de estado y del bien común y se vuelve al viejo silogismo que reza: mi rival es el PSOE por tanto debo aprovechar toda oportunidad de desgastarle independientemente de cualquier otra consideración, si fracasa la moción de censura el PSE se desgasta por tanto, no la apoyo. Y q.e.d., el concejal del PP se refugia en los más absurdos subterfugios dialécticos para conseguir argumentar su falta de apoyo a la moción, da igual que con ello se contradiga el programa, las promesas, el compromiso con los ciudadanos y los principios esenciales de su partido, si con ello se puede desgastar al rival, se hace y punto. Afortunadamente, la realidad acostumbra a negar la mayor en este tipo de estrategias, y la carga del desgaste recae sobre la espalda de quien las pone en práctica más que sobre la de quienes la sufren, o al menos espero que así sea porque eso sería un síntoma de madurez democrática.
Falta por ver la postura de la dirección nacional de ese partido ante este despropósito, porque si lo justifica perderá todo el crédito que pudiera mantener entre los ciudadanos su discurso de oposición frontal al terrorismo y su entorno.
Tengo la sensación de que este lamentable espectáculo no es sino un juego de poder orquestado por el PNV cuyas reglas no son otras que su proverbial capacidad para mantenerse en el poder en cualquier coyuntura imaginable, ya que ha conseguido el objetivo por el que votó en la primera ocasión (el naufragio de la moción de censura) pero con un lavado de cara gratis a cuenta del PSE. Podría uno aventurarse a decir que todo ha salido como ellos querían y no creo que sea pedir mucho al resto de partido que no se dejen enredar por las hábiles dotes de prestidigitación del PNV y hagan algo tan sencillo como mantener sus compromisos con los ciudadanos.

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