martes, 29 de abril de 2008

La responsabilidad mal entendida de la ministra

Como principio, no tengo nada en contra de los gestos en la política y soy de los que aplauden el alto valor simbólico de algunos de los que ha hecho el Presidente del Gobierno en su designación de nuevos ministros, especialmente el caso de la ministra de defensa. El problema es que más allá del gesto debe haber una política de continuidad que haga que haya algo más que un brindis al sol detrás de él, y la ministra Chacón, en lugar de dar ejemplo de asunción con total naturalidad de su condición (no tanto de mujer, que hoy en día a nadie le debe sorprender que una mujer asuma responsabilidades de gestión, como de mujer embarazada) parece haberse lanzado a una espiral de inconsciencia realizando viajes simplemente protocolarios, por tanto ni urgentes ni imprescindibles, en su avanzado estado de gestación. De esta manera se está consiguiendo dar el ejemplo exactamente contrario al deseado, es decir: ¿sería comprensible que a partir de ahora cualquier ejecutiva embarazada que en condiciones normales se negaría a subirse en un avión sin discusión por parte de sus jefes, ahora se le pidiera hacerlo siguiendo el camino marcado por la ministra Chacón? No quisiera parecer caustico ni cínico en exceso, pero dados nuestros índices de natalidad, hoy por hoy los niños son tan necesarios o más para el país como los minístros, así que francamente me parece que habría que reconsiderar la agenda de la ministra porque si se pretendía que fuera ejemplarizante, se ha conseguido, pero en un sentido completamente opuesto al deseado. Alguien debería decirle que no tiene nada más que demostrar que su capacidad de gestión y la brillantez que sea capaz de desplegar en el ejercicio de sus funciones, el ejemplo para las mujeres debería consistir en trabajar en igualdad de condiciones con los hombres, no en hacer sacrificios o tomar riesgos suplementarios.

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