jueves, 17 de abril de 2008

El mordisco preferido

Ayer (no se hizo esperar mucho, la verdad), Soraya Saenz de Santamaría por fin sacó los dientes, y lo hizo para dar el mordisco preferido de su mentor: en tres ocasiones llamó mentiroso al Presidente del Gobierno, a cuenta esta vez de la política del agua, lo cual hay que reconocer que constituye una verdad etimológica porque trasvase, lo que se dice trasvase, haberlo haylo. Ahora bien, como ya he dicho en otros temas, hacer política con el diccionario es un craso error, porque por lo que hay que preguntarse es por el fondo de la cuestión, que no es otra que si se detrae más caudal de agua del Ebro antes y después de la obra o no. Si hacemos caso al PP, sí que será así, mientras que si hacemos caso a los Gobiernos implicados la respuesta es un rotundo no y los ciudadanos de a pie, lógicamente, no podemos saber quien de los dos tiene razón. Lo único que me llama la atención es que según la explicación del Gobierno, los 50 hectólitros que irán a Barcelona no se sacarán del Ebro además de la que ya se obtiene para los regantes de Tarragona, sino que en realidad forma parte de ese mismo caudal y no es sino un excedente que no se utiliza para el fin para el que se trasvasa y por tanto se almacena, y dentro de esta hipótesis cabe preguntarse ¿para qué la trasvasa en ese caso?, o dicho de otra manera, ¿porqué se detraen del caudal del Ebro anualmente 50 hectólitros más del agua necesaria para los regantes de Tarragona?
En fin, que parece esta una polémica artificial basada más en intereses políticos que hidrológicos, en la que cada parte utiliza sólo la porción de los hechos que le conviene, tratando de ocultar el resto, y estaría bien que se dejara de hacer demagogia con las necesidades fundamentales de los ciudadanos.

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