martes, 16 de septiembre de 2008

Rouco de nuevo, incombustible.

Como si teorizar sobre el laicismo no fuera suficiente para el sr. Rouco Varela, ahora se ha propuesto darnos lecciones de historia desde un punto de vista ciertamente personal, según informa La República. Y es que su teoría es que el origen tanto de la guerra civil como de la primera guerra mundial fue que "el hombre había pecado mucho" y claro, se entiende que despues de tanto pecar indefectiblemente se tiene que declarar una guerra, casi una regla de tres de libro. Además, añade, ahora también se peca mucho. No sé si lo dice como advertencia de las posibles consecuencias o simplemente por costumbre.
Lo cierto es que si esto fuesen simplemente opiniones individuales de un señor serían, además de tan perfectamente respetables como cualquiera, de tan delirantes y abstrusas escasamente dignas de ser comentadas porque a duras penas pasarían del terreno estrictamente propio de la anécdota. Ahora bien, este señor no es un ciudadano cualquiera, sino el representante oficial de la conferencia episcopal española así que cabe destacarlas no por lo que dice, tan fácilmente rebatible que nadie perdería tiempo en hacerlo, sino por el interés sociológico de saber hasta qué punto reflejan el sentir de sus representados. Digo de sus representados, los sacerdotes, a los católicos de a pie no los meto en esto porque de los muchos que conozco ninguno se sentiría identificado con ellas. El divorcio (y uso este termino sin ánimo de molestar) entre los altos representantes de la iglesia y gran parte de los fieles es notorio y no precisamente nuevo, más o menos como ocurre entre los ciudadanos y sus políticos, por otro lado. Se ve que eso de representar es más difícil de lo que parece.
En fin, no escribo más sobre el tema no vaya a ser que criticar a Rouco sea pecado en si mismo y acabe declarándole la guerra al vecino, que soy de natural pacifista y no me apetece en absoluto. Simplemente, como no quisiera que estas palabras se interpretaran como una falta de respeto hacia nadie, quisiera expresar mi profunda admiración hacia la inmensa mayoría de los católicos que pese a lo ultramontano de personajes como Rouco ,que lógicamente deben tener un gran ascendiente sobre ellos, se colocan reiteradamente por encima de sus dirigentes y son capaces de mantener posturas en casi todos los temas inmensamente más moderadas, tolerantes y racionales que algunos de ellos.

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