miércoles, 10 de septiembre de 2008

La política del rasero múltiple

Alberto Ruiz Gallardón, el alcalde visionario, comprometido como está tanto con su visión de lo que él considera una ciudad del siglo XXI como con los problemas medioambientales, decidió endeudar a la capital hasta más allá del límite de lo razonable con una obra que debería solucionar los problemas de movilidad de los ciudadanos a la vez que, según hemos vuelto a comprobar esta mañana, los derivados de la sequía ya que los túneles-presa de la M-30, además de carreteras son el más ingenioso y eficaz mecanismo de captación y almacenamiento de agua que haya diseñado el ser humano. Hoy vuelven a estar cortados a esta hora por obra y gracia de un chaparrón caído entre la una y las dos de la madrugada.
Por otro lado, si aplicásemos el mismo razonamiento a esto que acabo de escribir que el que aplicaron los líderes del PP a las diferentes intervenciones que han trascendido del congreso del PSM, debería ser interpretado como un insulto a los madrileños, porque según los delfines de Aguirre eso es lo que uno hace cuando critíca su gestión. Pues nada más lejos de la realidad, uno critica la gestión de sus gobernantes cuando cree que no es todo lo buena que debería precisamente por compromiso con la ciudadanía y pretender que dicha crítica es un insulto a ésta constituye o bien una falacia intencionada, o bien una confusión imperdonable entre el bien particular, partidista se entiende, y el general. Algo por lo demás nada sorprendente. Después la crítica puede ser acertada o no, compartida o no, pero de ninguna manera puede ser interpretada de otra forma que no sea como parte del lógico y legítimo debate político. Ellos no son Madrid, sólo son quienes circunstancialmente la gobiernan, empleados de los madrileños por decirlo de otra manera, diferencia que ellos mismos tienen sorprendentemente clara a nivel estatal.
Lo curioso es que consejeros como Güemes clamen al cielo contra lo que interpretan como insultos sin serlo y a renglón seguido procedan a insultar como si argumentaran, porque decir de un líder político que tiene un serio déficit intelectual sí que es un insulto, más si semejante deducción a consecuencia de un desliz (por otro lado de bulto) proviene de alguien que trabaja para la que fue sin duda la reina de los deslices de la política española.
Por cierto que Esperanza Aguirre, que tanto presume de ultraliberal, aún no ha dicho esta boca es mía sobre la decisión de socializar las grandes hipotecarias de EE.UU. que han entrado en deudas. Una nacionalización en toda regla (cabe suponer que reversible cuando su economía se sanee a costa del bolsillo de los ciudadanos). Esta medida, por cierto, ha sido puesta en práctica por el partido que ella apoya abiertamente de cara a las próximas elecciones de aquel país. Las cosas de los raseros múltiples.


1 comentario:

Andrés Barrero dijo...

Es de justicia añadir, puesto que el aludido Tomás Gómez ha respondido a las declaraciones insultantes del Consejero Güemes con otras que a su vez distan mucho de ser un prodigio de elegancia, que esto del insulto se reparte en la política con una exactitud estadística ciertamente notable (al menos entre los grandes partidos). Parece ser lo único en lo que se demuestra un cierto igualitarismo democrático. Es triste ver como nuestros políticos dejan pasar una y otra vez de largo la oportunidad de comportarse no digo que como caballeros, sino con el mínimo exigible de educación y corrección.