sábado, 27 de septiembre de 2008

McCain y los peligros de los berberechos

Dice Ángel Zapata en su cuento "Días de sol en Metroplis" que Supermán daba vueltas al globo rompiendo la barrera del sonido, hacía cosas así, sin embargo hay gente, hay hombres más que nada, que se ponen a abrir una lata de berberechos y se rebanan las pelotas. Obama desde luego no es Superman, pero si yo fuera McCain desde luego me mantendría alejado de las latas de berberechos. Me explico. Cuando la prensa podría alabar su tenacidad para lograr la nominación a su avanzada edad, se dedican a especular con que por acusa de ésta probablemente no acabe el mandato por causa mayor, cuando nombra a una candidata a la vicepresidencia prácticamente desconocida, desata un revuelo de tal magnitud que entre quienes le apoyan le hace más que sombra luz de gas y entre quienes no lo hacen poco menos que la consideran satanás. Cuando decide hacer un gesto que pretende ytransmitir una imagen de responsabilidad interrumpiendo temporalmente la campaña para tratar la crisis, incluso los analistas más conservadores le tachan precisamente de lo contrario, de irreponsable porque si resulta elegido no tendrá a su disposición el botón de pausa que ahora a pulsado para afrontar los problemas. Y, finalmente, cuando su grupo decide votar en contra de la propuesta en lugar de presentarse como guardian de las esencias de los principios liberales, ha logrado que le acusen de ser capaz de instrumentalizar algo tan grave como la situación económica en su propio beneficio. Consiguió el buen hombre meter la pata hasta cuando le preguntaron algo tan sencillo como cuantas casas tenía (que resultaron ser 7, algo como todo lo que se puede contar con los dedos de las manos, fácil de recordar).
De todos modos tampoco es tan grave tener que mantenerse alejado de los berberechos o de las conservas en general, a fin de cuentas se trata de suceder a alguien a quien estuvo a punto de costarle la vida una simple y redonda galleta.

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