martes, 23 de septiembre de 2008

La negación de la evidencia (en dos tardes)

Recuerdo con una sonrisa los tiempos en los que la inconsciente juventud hacía que la expresión “negación de la evidencia” se asociara simplemente a una fase de la borrachera, al contrario que ahora que más bien nos hace pensar en un síndrome virulento que ataca a nuestros líderes políticos con cada vez más intensidad. Primero fue el Presidente Zapatero quien se empeñó en negar la de la existencia misma de la crisis con un empeño que más bien parecía querer negar no la evidencia, sino la inteligencia de su audiencia, los ciudadanos. Ahora es su rival, el líder de la oposición quien parece querer tropezar en la misma piedra, aunque bien es cierto que desde otro ángulo, cuando dice que en la catastrófica crisis, en el armagedón económico que según él nos ocupa, no existe la menor influencia de la crisis internacional, “aquí habríamos tenido la misma crisis con subprimes o sin subprimes”, creo que vino a decir hace unos días. Habría que saber si semejante sinsentido simplemente lo dice, es una estrategia para redundar en la imagen de incapacidad de su oponente que quiere transmitirnos, o además se lo cree. Lo primero sería malo por lo que tiene de hipócrita, de demagógico, pero lo segundo sería peor, porque en ese caso habría que concluir que no es sólo el Presidente quien anda necesitado de uno de esos cursillos de capacitación económica en dos tardes que tanta fama ganaron hace unos años (al menos Zapatero cabe suponer que sí que los tomó). Claro que también existe otra explicación, la fonética, que no es otra que dados los antecedentes al señor Rajoy todo lo que le suene a “su primo” le provoca una cierta obnubilación que le impide pensar con claridad. Sinceramente, no lo creo.

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