martes, 5 de febrero de 2008

Los delirios del converso

A menudo se puede identificar a un converso porque su defensa de sus nuevos valores no sólo es especialmente intensa, sino que a veces roza el integrismo, imagino que como mecanismo de autoafirmación no por humanamente comprensible, menos reprobable. A algunos les ocurre en eso mismo en política, cosa inexplicable porque la ideología, al contrario que la religión, no es una cuestión de fe (acrítica por obligación), sino que es un posicionamiento intelectual y por tanto, crítico por definición.
Esto parece ocurrirle al inefable Federico Jiménez Losantos, cuyo derecho a hacer lo que hace no discuto, por cierto, pero que en su deriva ideológica largo tiempo atrás iniciada, comienza a llegar a extremos que rozan el delirio. Hoy ha hablado sobre el apoyo de la "junta islamica, islamista" (sic) al PSOE y ha dicho que "si lo del 11M es cierto, habría que pensar mucho sobre el apoyo de la Junta al PSOE". No sólo ofende a los millones de seguidores del islam pacíficos que jamás han tenido nada que ver ni con el islamismo ni con el terrorismo y menos con el 11M, no sólo ofende a los millones de votantes socialistas entre los que no me cuento pero con los que, ante ataques como estos, me solidarizo, sino que, lo que es mucho peor, ofende a la razón y a la inteligencia de sus oyentes, por más que sean accidentales como ha sido mi caso.
Por otro lado no se puede defender el derecho de los obispos a pedir el voto como un sano ejercicio de libertad de expresión y críticar a su vez el de la junta islámica. No, Federico, no, o los dos o ninguno: se defienda lo que se defienda, se debe hacer desde la coherencia, no desde el sectarismo y la visceralidad.

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