viernes, 22 de febrero de 2008

Confieso que me fui a dormir a la mitad del segundo bloque

La Junta Electoral Central reconoció ayer la justicia de la argumentación de la demanda de IU sobre los debates televisados, diciendo que para que los debates bilaterales no supongan un ataque a la pluralidad deben ser compensados mediante “otros debates, entrevistas o bien una información adecuada y proporcionada” de la campaña de otros partidos. Este acuerdo de la JEC tuvo un efecto fulgurante en Antena 3, ya que el debate que se solicitó que no se emitiese finalmente no se emitió, aunque eso si, todos pudimos ver como en su lugar se emitió un programa en el que los dos número 2 nos regalaron interminables sucesiones de datos que, supuestamente, avalaban sus tesis, pero debatir, esgrimir argumentos y tratar de rebatir los del otro, responder a las preguntas y confrontar ideas, eso no lo hicieron. Habría sido más ameno y práctico que cada uno emitiese un comunicado de prensa con lo que iban a decir y que nosotros hubiésemos podido leer cuando estimásemos oportuno, que tener que castigarnos con el terrible aburrimiento que fue el cara a cara de anoche.
Al menos fueron correctos, lo cual es de agradecer, pero lamentablemente perdieron el tiempo ambos, no creo que nadie cambie el sentido de su voto por lo visto ayer.
En las elecciones autonómicas y municipales de Madrid, se programaron debates a tres, con la intervención de Izquierda Unida, pero esa experiencia no ha sentado precedente, probablemente porque en ambas ocasiones hubo una opinión bastante extendida de que quien que mejor impresión había causado había sido precisamente el único que había pretendido debatir y no soltar un discurso, que fue en ambos casos el representante de IU. Tal vez por eso no se repite la experiencia, porque debe ser molesto que el convidado de piedra deje en evidencia a los invitados principales.
En otro orden de cosas, José Bono, que dista mucho de ser santo de mi devoción, regaló ayer una perla en una entrevista en El Mundo digna de ser tomada en cuenta como respuesta elegante a la provocación. Si no recuerdo mal el periodista le preguntaba algo así como qué decía el manual de campaña del PSOE para crispar y provocar tensión al estilo de Zapatero, a lo que Bono contesto “sonreír con naturalidad cuando el acebes de turno saque frases de contexto”. Un pequeño oasis en una campaña monocorde en la que oiremos, ante las innumerables repeticiones de este caso respuestas más bien del tipo “los que crispan son ellos” o “la tensión democrática es buena”, respuestas no por ciertas menos grises. Estaría bien que los partidos dieran a sus políticos la libertad de contestar lo que les venga en gana: algunas serían mejores y otras peores, pero al menos no serían siempre la misma y podríamos tener una imagen más ajustada de la capacidad de cada uno. Tengo la teoría de que en realidad tenemos políticos mucho mejores de lo que creemos, sólo que por alguna razón la férrea disciplina de partido les impide demostrarlo.

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