lunes, 25 de febrero de 2008

El voto util...izado

Todo voto es útil por definición, lo es incluso cuando no se practica o se hace en blanco porque pone de manifiesto el apoyo de una tendencia en la sociedad y hoy día es un extraño lujo conocer el sentir de un colectivo al completo, sin recurrir a muestras ni técnicas estadísticas que puedan ser más o menos manipuladas a conveniencia de quien las pone en práctica. Lo que se vota es lo que hay y en base a ello se puede construir una representación coherente de la sociedad en el parlamento, de modo que parece evidente que todo voto que falsee esa realidad sociológica que el parlamento debe representar no sólo no es útil, sino que pervierte la representatividad democrática y la democracia misma. ¿Quién dijo que no es útil saber que la Falange, por poner un ejemplo, a duras penas llega al 0,05% del voto? A mi me parece extraordinariamente necesario para conocer su verdadero apoyo, duermo más tranquilo sabiendo que es un grupúsculo sin relevancia social: lo peligroso es que el voto extremista se enmascare en otras opciones mayoritarias porque así no hay manera de saber el apoyo real de esos grupos y esas ideas que además se hacen un hueco en los partidos mayoritarios, deudores de su apoyo, que sobredimensiona lo que debería ser su influencia real.
Sin embargo el llamamiento al voto útil es una constante en nuestros procesos electorales, incluso los que se defienden de él utilizan esa nomenclatura sin darse cuenta de que con ello dan carta de naturaleza al concepto mismo y a la utilización que hacen de él los adalides del bipartidismo. No habría que decir que se lucha contra el voto útil, sino que se está en contra del voto interesado, del cobarde, del hipócrita, del voto por miedo, del cautivo, del clientelar o del voto que no represente las ideas de quien lo emite, en definitiva. No deja de asombrarme cuando oigo esa expresión de “votar con la nariz tapada”, no se dan cuenta de que no es el voto el que huele mal, sino la actitud de quien renuncia a su libertad intelectual en pro de una responsabilidad mal entendida con el resultado final.
Quienes propugnan lo contrario deberían avergonzarse, los votos se deben conseguir convenciendo a los votantes, no apelando a una responsabilidad particular en el resultado final que en modo alguno tienen los ciudadanos ya que el votante sólo tiene una responsabilidad, y es consigo mismo y con su conciencia.

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