miércoles, 13 de febrero de 2008

Cicerón en Santiago

Decía Cicerón que es preferible errar con Platón que acertar con sus enemigos. Yo, con todo el respeto del mundo, digo que Cicerón se equivocaba, que hay que tratar de acertar siempre, buscar honestamente la verdad y una vez encontrada posicionarse al lado de quien le obliguen sus afinidades sin traicionar ni a la una ni a las otras. Esta es la diferencia entre fidelidad y sectarismo.
María San Gil no es santa de mi devoción, probablemente ni tan siquiera sea santa, pero lo que ocurrió ayer en Santiago es inadmisible en una sociedad democrática y yo, desde este modesto rincón de la blogosfera quisiera expresar mi repulsa por las actitudes intolerantes de todo signo que persisten en la sociedad española y mi solidaridad con ella y en su nombre con todos los afectados por las mismas. Quisiera acordarme aquí muy especialmente del compañero de red ciudadana y de red progresista, el ciudadano rebelde Daniel Perales, de Sant Vicenç dels Horts, quien no hace mucho recibió graves amenazas junto con el insulto que probablemente resulta más doloroso para un demócrata en general y para uno de izquierdas en particular, ya que le tildaron, incomprensiblemente, de "fascista".
Nadie debe pedir disculpas por aquello de lo que no es responsable, pero condenar las acciones condenables que afectan a aquellos que se pueden considerar adversarios también es lo que marca la diferencia entre fidelidad a unos ideales y sectarismo puro y duro.

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