jueves, 7 de febrero de 2008

De costumbres y leyes

La propuesta estrella del PP en inmigración parece ser que consiste en obligar a los recién llegados a firmar un contrato que les obligue a aprender el idioma y asimilar las costumbres propias de nuestro pais, y yo me pregunto en qué consistirá eso de obligar a alguien a observar las costumbres de su tierra de acogida. No leyes, que eso obviamente está claro que todo ciudadano debe acatar independientemente de su origen sin necesidad de contrato alguno, sino costumbres. Pues bien, primero habrá que tener claro qué costumbres son esas, porque no practicar la ablación o respetar los derechos humanos, como se ha dicho, más que una cuestión cultural lo es legal.
Ayer comí en un restaurante chino que, además de ofrecer comida china los muy asociales, celebraban el año nuevo chino con un menú especial y regalos a los clientes, no en diciembre y con doce uvas, no, ¡sino en febrero y a las cinco de la tarde! Tienen un negocio próspero desde hace años, respetan nuestras leyes y se mantienen fieles a sus propias costumbres, ¿habría que expulsarlos? Porque en ese caso Rajoy, si ganara las elecciones, no iba a tener tiempo de otra cosa que no fuese expulsar a ciudadanos de origen chino de nuestro país.
¿Y que pasa con los españoles que no respeten esas costumbres que tan claro tiene el PP que son comunes a todos los españoles?
Parece ser, además, que no es una propuesta original, sino una adaptación de otra anterior de Sarkozy cuendo era ministro de interior, ese estadísta cuyas credenciales en materia inmigratoria son tan deslumbrantes como el destello de las llamas con que ardieron miles de coches en los gravísimos disturbios en los suburbios (poblados principalmente por inmigrantes o descendientes de estos) que su intolerante gestión al frente de ese ministerio ocasionó.
No entiendo esta iniciativa y francamente, quiero creer que tiene un explicación y pretende ser algo muy diferente de lo que parece, porque lo que parece es de un nacionalismo y de una intransigencia tan extremos que es indigna de un partido democrático (cosa que, por otro lado, no dudo que el PP sea). No parece adecuado condenar a los inmigrantes a no hacer ostentación de su cultura y sus costumbres, algo que a mi modo de ver enriquece a la nuestra, y dejar que esa parte importante de su persona se circunscriba únicamente a su memoria, que es el único soporte multimedia que de momento se mantiene libre del pago de canon.

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