martes, 5 de mayo de 2009

Las razones del oso, las razones del cerdo

El veto de Rusia a la importación de carne porcina española es a la política sanitaria y al virus de la gripe porcina lo que las declaraciones de Berlusconi mediante las que culpa a la oposición de su divorcio a la política parlamentaria italiana, una desdichada muestra más de que todo vale para defender los intereses particulares. Porque el consumo de carne de cerdo nada tiene que ver con la transmisión de la enfermedad, por pandémica que sea, pero es que además se da la circunstancia de que no se toman medidas especiales que, aunque exageradas y poco recomendables, sí pudieran ser efectivas contra el contagio de la enfermedad, sean cuarentenas, sean suspensión de vuelos. Diría que se trata de una falacia lógica del tipo post hoc, propter hoc (junto con esto, a consecuencia de esto), según la cual si en España hay casos de gripe porcina, los cerdos españoles están infectados, lo cual es incapaz de sostener el más ligero pulso con la realidad, pero incluso en el caso de que fuera cierto, no cambiaría el contundente e indiscutible hecho científico de que la enfermedad no se transmite por consumo de carne. Si por un momento cayésemos en la tentación de pensar que la decisión de las autoridades rusas se debe a un exceso de celo derivado del nerviosismo reinante, terminaríamos por dar la razón a quienes abogaban por el cambio de nombre de la enfermedad para evitar consecuencias negativas en el sector ganadero porcino, pero de lo que se trataba era de proteger al sector frente al nerviosismo de la población que podría dejar de consumir carne de cerdo básicamente por desinformación, nadie en su sano juicio pensó que habría que protegerlo frente a un gobierno, al que se debe suponer debidamente informado. Pero eso sería desviar la cuestión, porque el gobierno ruso no ha tomado esta decisión por cuestiones sanitarias ni a consecuencia de una desinformación que, evidentemente, no sufre, sino que es una medida comercial proteccionista encaminada a conseguir que su incipiente sector porcino nacional ocupe el lecho mercado que actualmente ocupan las importaciones desde España, y nada más. La gripe sólo es una excusa, así que no conviene centrar en ella el debate.

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