lunes, 23 de marzo de 2009

Zapatero y el síndrome de Saturno

Ante el sorprendente espectáculo de descoordinación que a cuenta de la retirada de las tropas de Kosovo nos ha regalado el gobierno este fin de semana, caben dos tipos de razonamientos para tratar de comprender semejante despropósito. El primero es sencillo, cuando uno hace las cosas tan mal que hasta tomando decisiones que pueden ser correctas se consigue enfadar a todo el mundo, hay que buscar la razón en una cierta ineptitud. El segundo, de colmillo retorcido tal vez, sería la continuación de la explicación a la misteriosa renovación del equipo de Gobierno en la segunda legislatura en la que el Presidente aparentemente se deshizo de quienes más habían destacado, quienes más sombra le hacían por tanto, y eso que no le hacían mucha. La ministra de defensa había logrado un cierto protagonismo en los últimos tiempos, sólo ella junto con las de fomento e igualdad, aunque por motivos diferentes, han logrado en esta legislatura un impacto en los medios equiparable a lo que se debe esperar de un ministro del Estado. Así pues, desde este punto de vista, esta descoordinación podría haber sido una trampa tendida a la ministra que es quien ha aparecido rápidamente como culpable de un entuerto deshecho rápidamente por alguien del entorno del Moncloa, una evidencia más del síndrome de Saturno del Presidente. Seguramente haya más explicaciones, no lo dudo, puede incluso que la realidad no tenga nada que ver con lo dicho, pero estas dos opciones expuestas plantean un interesante dilema, cual de las dos opciones, claramente defectos ambas, es más propensa a tolerar la ciudadanía, la ineptitud o la instrumentalización de la política al servicio de los intereses particulares. Sospecho que elegimos, y elegimos aceptar la segunda como un mal menor, un daño colateral inherente al sistema, y así nos luce el pelo porque nuestra conciencia cívica debería obligarnos a rechazar todo lo rechazable, independientemente de que pueda resultar conveniente en ocasiones. No es en ideología en lo que suspenden nuestros políticos, es una cuestión de principios, principios que por lo que se pudo ver en una entrevista del diario el Pais de ayer, tiene muy claros Eduardo Madina. Me pregunto hasta qué punto le impedirán convertirse en líder de su partido en un futuro.

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