lunes, 16 de marzo de 2009

Aforismo: La libertad de expresión acaba donde empieza... a creerlo oportuno la empresa Promedios

Que una empresa pueda censurar, porque ese y no otro parece el término apropiado, una campaña publicitaria cuyo objeto es difundir una sentencia del Tribunal Supremo roza el esperpento, y sea dicho esto con absoluta independencia de que el caso concreto se refiera a una campaña en favor del bilingüismo u otro tema. No termino de comprender que el bilingüismo pueda ser percibido como una discriminación, debería ser asumido como natural siempre que lo que se defienda sea eso, el bilingüismo, sin exclusiones ni imposiciones. Es este uno de los debates públicos más confusos de cuantos me aturden, ya que tengo la sensación de que ambas partes, si se puede hablar de partes, no contestan a los argumentos de los otros, sino a los que ellos mismos consideran contrarios a los suyos, cuando el bilingüismo, si algo tiene, es que no se puede ejercitar contra nadie y debe ser inclusivo y tolerante o no ser. Por eso creo que no se plantea bien, porque yo defiendo al ultranza tanto el bilingüismo institucional como la libertad de elección individual, y desde esa postura entiendo que a la pregunta de si tiene el derecho un padre a elegir la lengua vehicular de enseñanza de su hijo en un sistema público la respuesta es rotundamente no, como tampoco puede exigir nada en lo referente a cualquier otro aspecto del plan de estudios, lo cual no implica que no sea inmoral que el sistema de enseñanza público sea impositivamente monolingüe, que claramente lo es. Las mismas razones por las que a un padre le molesta que a su hijo se le imponga una inmersión no deseada en una lengua, podría argumentar otro para que se imponga en la otra cooficial, y puesto que no hay recursos suficientes para establecer dos redes educativas paralelas, lo que además sería aberrante, y entendiendo que las administraciones públicas pueden diseñar los planes educativos como les parezca oportuno dentro de los límites de la legalidad vigente, el único sistema razonable para garantizar el cumplimiento de los legítimos deseos de los padres (y, en cierta forma, el sentido común) sería el que garantizase un bilingüismo efectivo, sin casillas para nadie, porque no se trata de que existan dos casillas, sino de que no exista ninguna.
Pero esto no es más que una opinión particular, mientras que el objeto de la campaña es una sentencia, la cual, por la misma razón por la que es un hecho objetivo no es susceptible de despertar más polémica que la que interesadamente se quiera provocar, la cual será responsabilidad en todo caso de quien la azuce, nunca de los promotores de la campaña, por lo que el argumento utilizado por la empresa Promedios es singularmente peregrino.
Hace tres años comencé a estudiar LSE (Lengua de Señas Española), en primer lugar porque me resultaba interesante, pero también porque, en mi inocencia, tenía la idea de que era un lenguaje universal, pero nada más lejos de la realidad porque hay diferentes lenguas de señas en Inglaterra, Francia, Estados Unidos, etc, pero hoy he sabido que además existen diferentes lenguas en Cataluña, País Vasco, Andalucía oriental, Valencia, Galicia y Canarias. Lo cual tiene mérito teniendo encuenta que se trata de lenguas relativamente modernas en las que no cabe invocar costumbres ni usos culturales ancestrales. No pongo en duda el derecho de cualquier ciudadano a desarrollar su comunicación como bien le venga en gana, pero tampoco puedo dejar de sorprenderme por la cantidad de tiempo y esfuerzo que somos capaces de invertir los seres humanos en algo tan poco edificante como levantar barreras, como no comprendernos los unos a los otros.


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