viernes, 27 de junio de 2008

El apaga y vámonos de la "justicia justa" y de Ibarretxe el sofista

Dos noticias llaman poderosamente mi atención, una se refiere a la sanción, ridícula si se me permite, que parece ser se pretende imponer al juez que dejó en libertad al asesino de Mariluz, permitiendo no sólo que una tarea de importancia capital para la sociedad siga en manos de alguien que evidentemente no tiene la capacidad ni el mérito necesarios para ello, sino dejando bien claro que siendo juez los errores salen muy baratos ya que sus compañeros son ciertamente más indulgentes cuando juzgan a uno de su clase y condición que cuando lo hacen a un ciudadano de a pie. El magistrado en cuestión se escuda en el error de una funcionaria quien lo hace a su vez en la saturación de la justicia, que existe y es a todas luces desporporcionada, pero tal vez no se deba sólo a la falta de recursos técnicos y humanos sino a que algunos próceres de la justicia deciden hacer perder el tiempo a los tribunales con estupideces del calado de la petición de cinco años de carcel para un jubilado por fumigar los cinco árboles de su jardín, supuesto delito ecológico que justifica la petición que en ese sentido hace el fiscal para que se reabra un caso que ya se había archivado y que nunca debiera haber sido abierto, ya que no sólo ofende al sentido común, sino que desvirtúa el propio concepto de delito ecológico que se pretende defender, si es que se pretende defender algo en este absurdo caso.
La otra noticia de obligado comentario es la de la maniquea instrumentalización que según todos los indicios va a perpetrar el Lehendakari Ibarretxe sobre el parlamento vasco, al que gracias al apoyo de grupos filoterroristas (no casual, buscado y necesario y puesto además por él mismo como ejemplo a seguir por el resto de los grupos) va a convertir en portavoz de sus mesiánicos delirios de grandeza tan ajenos al ordenamiento constitucional como al sentido común. No es nuevo, ya lo ha hecho anteriormente dando pábulo a la fabula del estado opresor que tortura sistemáticamente a presos políticos, algo mucho más grave que esto que al fin y al cabo no es más que un brindis al sol al que la miseria intelectual de un personaje que no ha encontrado otro camino para lograr una perpetuidad que a todas luces no merece si no es en bestiarios y antologías del disparate, ha llevado a proponer a una audiencia que tiene cosas mucho emjores que hacer que perder el tiempo en ensoñaciones futiles. Me irritan los personajes que tratan de implicar a la ciudadanía en sus sueños de grandeza porque además pueden llegar a ser peligrosos, aunque no parece ese el caso de esta caricatura de Lehendakari, quien si logra algún tipo de relevancia histórica entre nosotros será como ejemplo de lo que no debe hacer jamás un político: actuar al margen de la legalidad. Su afan independentista me merece todo el respeto, no lo comparto aunque creo que es muy libre de desear lo que se le antoje, pero debe defenderlo según las reglas del juego y si voluntariamente se sitúa al margen de la ley, ahí es donde debe estar y no en un puesto de responsabilidad.
Pero no quiero que con el calor mi discurso se confite lentamente en mi propia bilis, así que no voy a hablar más de este tema que me resulta francamente irritante, y aprovechando que la semana que viene me iré de vacaciones, cerraré este blog hasta la vuelta (el 7 de julio) con la esperanza de que entonces la cordura haya recobrado su sitio en la política vasca y las cosas vuelvan al cauce de la normalidad por sí mismas, esto es, que Ibarretxe se vea obligado a rendir cuentas de su gestión a los ciudadanos a los que tan mal representa.

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