lunes, 7 de julio de 2008

Los lugares inamovibles

Parece que la vida política viene siendo lo que se decía de Bea la fea, que no importaba cuantos capítulos te saltaras porque cuando volvieras a verla todo seguiría exactamente igual. Después de una semana de relajación relativamente alejado de los ajetreos de la actualidad política, veo que más o menos todo está tristemente en el mismo lugar. El sitio del PSOE es decirle a la ciudadanía que quiere hacer reformas de izquierdas pero luego no atreverse porque se deben hacer sin provocar distorsiones en la sociedad, lo cual es manifiestamente peor que no querer hacer esas reformas porque lo único que queda claro es que no confían ni en la sociedad ni en su propia ideología. Y lo triste es que estos tímidos amagos, estos globos sonda que ya se lanzan pinchados, sean calificados desde algunos medios como de izquierdismo radical. Yo personalmente preferiría que, por poner un ejemplo, mantuviesen los funerales de estado porque les pareciera lo justo a que el motivo fuese esa argumentación rayana en la mendacidad de la ausencia de ritos alternativos en la sociedad civil (Ramón Jauregui dixit). Afortunadamente para el partido en el gobierno, el sitio del de la oposición aún esta más en apaciguar sus broncas internas que en el de la oposición propiamente dicha, porque de lo contrario podría hacerle un daño enorme. Y mientras tanto IU busca su sitio y el de los demás es lamentablemente poco visible, con la insana excepción de Ibarretxe que pugna por hacerse ver aunque para ello deba encaramarse a la dignidad de sus representados. Cuando vi el vídeo de su intervención ante el parlamento a resultas de la famosa consulta, por un momento pensé que iba a comenzar su discurso diciendo solemnemente "perrea, perrea" porque tengo la sensación de que ha culminado su lento proceso de conversión en su propia caricatura y lo ha hecho con un éxito notable. Si a ello le sumamos que consigue protagonismo a costa de algo que para los demás significa una cosa muy diferente que para él, no sería descabellado rebautizarle Chikilirretxe de no ser porque lo suyo es bastante más serio. Y conste que a mi me parece muy respetable defender la autodeterminación o cualquier otra causa (que la comparta o no es indiferente), siempre que se haga respetando las reglas del juego y eso es lo criticable de este personaje, no lo que defiende sino cómo lo defiende.
En fin, que en lugar de debatir sobre la situación económica, la mercanatilización de la enseñanza a cuenta de la convergencia, la directiva de retorno o las 65 horas, se juega al despiste con la corbata de Sebastián o sobre si el Presidente ha pronunciado o no la palabra maldita, y no se trata de eso.

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