lunes, 9 de junio de 2008

La hipocresía discográfica y Manolito P2P

Que a estas alturas la desmelenada industria discográfica decida acudir a los tribunales para paliar su incapacidad para adaptarse a los nuevos modelos de negocio de esta sociedad de la comunicación no es ninguna novedad, pero que hayan decidido pedirle 13 millones de euros a Manolito P2P, cuya existencia yo personalmente conocí gracias a la denuncia, sí sorprende un poco debido a lo exagerado del asunto.
Por un lado me sorprende la hipocresía de las discográfica y de quienes apoyan este tipo de pleitos porque se solicite indemnización por una actitud delictiva no a quien comete el delito, sino a quien diseñó la herramienta gracias a la cual se ha cometido, que sin duda sirve tambien para usos completamente legales. Si las discográficas ganan este juicio propongo que a partir de ese momento los conductores, por poner un ejemplo cercano de herramienta tecnológica diseñada para un fin legal y lícito pero que puede utilizarse para otros delictivos y no recurrir a otros tal vez más evidentes como la industria armamentística, demandemos a los constructores de coches para que paguen por cada infracción del código de circulación. O si no a Nicholas Joseph Cugnot o Henry Ford o quien quiera que sea el padre de la criatura. El razonamiento sería exacto al que utilizan las discográficas, sólo que a los ciudadanos de a pie no se nos ocurriría semejante aberración. A quien piense que estoy siendo demagogo le diré que tiene razón en una cosa, no son casos equiparables, pero no porque la industria discográfica tenga razón en el pleito, sino muy al contrario porque en su caso ya hemos pagado todos los usuarios de aparatos susceptibles de ser utilizados para estos fines un canon para paliar preventivamente los daños que se puedan ocasionar por nuestra impropia conducta de aviesos piratas, la pongamos en práctica o no, lo seamos o no, de modo que de ganar el juicio se pagará por el delito dos veces, una de ellas los responsables del diseño de la herramienta utilizada, no los culpables, y otra todos los usuarios, mayoritariamente tampoco culpables.
El otro aspecto por el que me parece aberrante esta denuncia es por el importe. La industria discográfica tasa en 13 millones de euros los daños ocasionados por una empresa cuyo valor es diez veces menor. Es decir, uno roba una cartera en la que hay 100 euros y le denuncian por haber robado mil. Este singular razonamiento se basa en una suposición inasumible para quienes juzguen el caso con buena fe, que cada descarga realizada equivale a un disco no vendido, es decir, no se pide el dinero que se ha perdido, sino el que se podía haber ganado con esos recursos de haber estado a disposición de la industria que, como todo el mundo sabe, vende todos y cada uno de los discos que graba. Que quien descarga una canción o compra un disco en el top manta indefectiblemente comprase ese mismo disco de no tener internet o vendedor a su disposición es mucho suponer. En caso de ganar también tengo una propuesta que hacer, cada vez que alguien sufra un robo o bien le den mal el cambio perdiendo, por ejemplo, dos euros, debe inmediatamente denunciar en la comisaria el robo de 50 millones de euros porque con esa moneda que ha dejado de tener en su poder muy bien podría haber comprado una participación para el sorteo de euromillones y haber ganado el bote.
En fin, que si yo fuera el inventor de Manolito P2P estaría ciertamente preocupado, pero tampoco conviene perder la fe antes de tiempo y confiar en que la justicia actúe con sentido común. En cualquier caso lo que verdaderamente me ofende de este tema es que intenten que tenga que tragarme el sapo de que todo esto se hace en defensa de los creadores, cuando símplemente se trata de un lobby empresarial tratando de mantener unos beneficios exagerados provenientes de una época en la que no había alternativas y gozaban, por tanto, de una situación de privilegio inconcebible hoy día. La piratería es delito, sí, no cabe duda, pero la voracidad infame de una industria refractaria a la adaptación a los nuevos tiempos e irrepetuosa con los derechos de los consumidores debería serlo igualmente.

No hay comentarios: