viernes, 20 de junio de 2008

¿Cual es el canon imputable a las ruedas de molino?

En un día en que se conocen los nombres del nuevo equipo directivo del PP, seguimos con la directiva europea sobre inmigración, se profundiza en el escándalo de Estepona, se levantan las sanciones diplomáticas de la UE a Cuba, etc, debería haber muchos grandes temas políticos sobre los que opinar, sin embargo, tras la entrada en vigor de una norma tan arbitraria como la del nuevo cánon digital, todos quedan en cierto modo eclipsados no por menos importantes, sino porque a diferencia de ésta todos son opinables en el sentido de que son fruto de una u otra ideología o tradición política, mientras que el canon es una arbitrariedad manifiesta que perjudica palmariamente al conjunto de la ciudadanía sin que exista explicación ideológica ni política alguna. Es uno de los pocos temas en los que se concita un amplio consenso social y ha logrado agrupar en torno a la lucha en su contra a personas de las más variopintas condiciones, incluidos muchos simpatizantes del partido del gobierno, dicho sea de paso. Es necesario defender a los creadores, nadie lo duda, pero oponerse al canon no es atacar a éstos, sino muy al contrario, pedir que se busquen maneras de que reciban lo que merecen sin que paguen justos por pecadores ni se trate a los ciudadanos como delincuentes. Eso es lo que más me irrita de la postura de los defensores del canon, que identifiquen sin rubor canon y creación. Además de indigesta, es una indignante rueda de molino con la que yo no pienso comulgar.

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