miércoles, 7 de mayo de 2008

La palabrería como aBono del error

La florida retórica de ese Pemán del socialismo que se ha convertido en la tercera autoridad del estado a menudo le juega malas pasadas. Tratando de adornar en exceso sus palabras con esa solemnidad vacua que acostumbra, frecuentemente consigue resultados con seguridad muy distintos de la idea originaria, como suele ocurrir cuando estas se ven obligadas a ver la luz en medio de un irrefenable torrente verborreico mezclado con la exaltación patriótica de ese progresismo nacionalcatólico que profesa el presidente de nuestra cámara baja. Ese fue el caso una vez más cuando para glosar la figura del fallecido expresidente Calvo Sotelo, quiso exaltar el papel de las fuerzas armadas dedicando un lugar destacado de sus declaraciones a incidir en el hecho de que entraban armadas por primera vez al hemiciclo en democracia con el noble propósito de exaltar a ésta y a la constitución. Destacar ese aspecto, en lugar de asumirlo con la normalidad de cualquier acto protocolario, insistir en el hecho (¿sorprenderse?) de que un militar entre armado al congreso y no sienta el irrefrenable deseo de liarse a tiros al grito de "se sienten, coño", me parece a mi que en lugar de una alabanza a su papel es más bien un flaco favor a una institución que ha hecho un enorme ejercicio de modernización y que no merece que a las primeras de cambio le saquen sus fantasmas a pasear. Seguramente el señor Bono esté orgulloso de sus extemporáneas y trasnochadas declaraciones y considere que los soldados le deben estar agradecido por acordarse de ellos en un momento trascendente (aunque para él se diría que todos lo son), pero en mi modesta opinión suponen una falta de respeto asimilable a sorprenderse porque una mujer pase delante de un andamio sin que los albañiles le dediquen piropos soeces, por poner un ejemplo, o al nombramiento de una mujer embarazada como ministra de defensa, por poner otro.
En otro orden de cosas, los profesores de enseñanzas no universitarias de la Comunidad de Madrid van hoy a la huelga, al igual que harán los estudiantes universitarios el día 8. Se quejan los primeros de la precariedad de las condiciones en que deben desempeñar su función, vital para la sociedad, a consecuencia del encubierto proceso de privatización de la enseñanza pública, se quejaba uno de ellos en la radio esta mañana de que en su colegio hay un único ordenador para todos los profesores, quienes lo utilizan por turnos. Imagino que este es un caso extremo, pero el errático rumbo en que la muy liberal Esperanza Aguirre ha colocado a la
enseñanza pública es francamente preocupante, y quisiera utilizar este foro para expresar mi más rotundo apoyo a sus profesores por esta iniciativa.
La otra noticia que ha llamado poderosamente mi atención se refiere al peso del euskera en los baremos de las pruebas de acceso a la sanidad pública vasca. Yo siempre he defendido que la lengua cooficial sea valorable en las oposiciones de cada comunidad como por otro lado debe serlo cualquier conocimiento pertinente demostrable, pero dentro de un orden y siempre con equidad y ponderación. Según lo publicado hoy por el mundo el peso en el baremo del euskera es ocho veces superior a un máster y cuatro veces superior al doctorado, algo no ya fuera de toda lógica sino incluso de los más elementales criterios de honestidad por parte de los responsables de dicha baremación.

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