miércoles, 1 de abril de 2009

Los renglones torcidos del nacionalismo

Los sindicatos nacionalistas de Euskadi (ELA, LAB, ESK, STEE, HIRU y EHNE) han convocado una huelga general para el próximo 21 de mayo, es decir, la convocan antes de que el nuevo gobierno tome posesión y la llevan a cabo antes de que los nuevos cargos tan siquiera se ubiquen en sus despachos. Dicen que no es una acción política, sino que se debe a motivos "exclusivamente laborales", pero en el propio texto de la convocatoria se citan cuatro "ejes reivindicativos" de la protesta, a saber, denunciar la destrucción de empleo creada por la crisis, denunciar el "chantaje patronal", crítica de las actuales políticas sociales y presupuestarias y exigencia de instrumentos para abordar la crisis de los cuales no es necesaria una prodigiosa agudeza visual para darse cuenta de que sólo el segundo puede ser considerado netamente laboral, mientras que los otros no sólo son claramente políticos, sino que los reproches, perfectamente respetables, que se dirigen a la clase política lo hacen a las politicas del ejecutivo saliente, pero culpando de ellas al entrante, quien no ha tenido tiempo material de abordar ninguno de los problemas cuya solución se exige. Pero además, por si quedaba alguna duda, en el texto de la convocatoria se dice respecto de ese supuesto chantaje patronal lo siguiente: "...diversas patronales, con la ayuda intestimable de las administraciones, conculcan reiteradamente sus derechos...", es decir, que el único punto que podría haberse entendido como reivindicación de los trabajadores, también es de una clara motivación política.
Todo esto, movilizarse por unas políticas frente a quienes no son ni han sido responsables de su puesta en práctica, podría resultar incomprensible si no se interpretase en clave nacionalista (concretamente de sus dificultades para digerir el cambio de gobierno), y tal vez por eso, para que todo el mundo entienda las verdaderas motivaciones de la protesta, los convocantes han incluido al final del texto el siguiente párrafo extraordinariamente ilustrativo que bien podría haber constituido el único de la convocatoria puesto que pese a su rotunda iniquidad es el único sincero: "Es por ello que exigimos que las políticas económicas, sociales y laborales se decidan en Euskal Herría y estén al servicio de los intereses de la clase trabajadora". ¡Acabaramos! Todo lo hecho anteriormente está mal, a tenor de lo expuesto en el propio texto, pero no ha merecido una protesta tan seria como una huelga general porque a fin de cuentas la decisiones lesivas para los intereses de los trabajadores se han tomado en Euskadi, pero de cara al futuro, la posibilidad (por otro lado inexistente) de que desde el gobierno central se pudiera interferir en la toma de decisiones, aunque fuera para bien y las condiciones laborales de los trabajadores mejoraran efectivamente, es de todo punto inaceptable para estos sindicalistas que olvidan, si es que alguna vez lo han sabido, que su objetivo debe ser la defensa del interés general de los trabajadores, no abstrusas concepciones identitarias de la política que ni a éstos, ni a la sociedad en general, pueden causar ningún beneficio.
Aquellas palabras, no recuerdo si de Ibarretxe o de Urkullu, que vaticinaban que el PNV seguiría gobernando el País Vasco fuera desde donde fuese comienzan a tomar sentido, esta es la primera demostración aunque lo que se demuestre en realidad sea algo muy diferente porque por mucho que lo desee, el PNV no mantendra el control sobre el gobierno pero sí los suficientes resortes como para convertir a la comunidad autonoma en ingobernable, algo, la política de "o yo o el caos", que no parece que vayan a tener el menor reparo moral en practicar.

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