lunes, 27 de abril de 2009

La ¿pandemia? de gripe porcina y el opio del pueblo

Me espanta la grosera instrumentalización que de los miedos primarios de la población se hace desde los círculos del poder. Lo entiendo, es decir, mientras uno esté preocupado por morirse si alguien estornuda en el metro, no lo está por que le despidan o le hayan despedido, o al menos no tanto, pero eso no justifica que se nos trate de vender sin rubor una nueva pandemia, junto con la angustia que la acompaña, para mantenernos debidamente anestesiados. Es lo que ocurre con los abusos, tradicionalmente esa función de opio del pueblo la han jugado el fútbol y el deporte en general, pero el exceso de oferta de que disfrutamos hace que la sociedad haya desarrollado una cierta tolerancia y sus efectos narcóticos ya no sean los deseados, de manera que los rebeldes ciudadanos se atrevan a irritarse por las cifras del paro aunque gane el Madrid. Así que se recurre a alarmar injustificadamente a la población con la primera excusa con visos de verosimilitud para que nos mantengamos entretenidos, sólo así se entiende que toda una Ministra de Sanidad decida comparecer un domingo ante la opinión pública para decir que en nuestro país también hay sospechosos de gripe porcina, lo cual, en atención a la racionalidad debida, viene siendo lo mismo que no decir nada. Las autoridades sanitarias han procedido bien, es decir, ante la menor sospecha se debe aislar a los pacientes hasta tener una confirmación del positivo o del negativo, pero que en México haya unos cientos de afectados por la gripe porcina no significa que por ello haya desaparecido la gripe normal y corriente, y que alguien se resfríe tras su paso por aquel país (o a su vuelta) no significa, en principio, nada más que eso. Lo que la precaución obliga a hacer a un médico no el lo mismo que lo que obliga a hacer a un político, es decir, por mucho que una sea ministra debutante y necesite impactos en los medios, no es prudente ni procedente irrumpir en los hogares de los españoles sembrando la duda, y con ella la consecuente alarma, hasta que no exista una certeza que compartir. Si alguno de los casos se confirma, esperemos que no, entonces es cuando el gobierno debe hacer un alarde de transparencia y comparecer a la luz pública con todos los datos relevantes sobre el caso, hacer un llamamiento a la serenidad y hacer todo lo posible por explicar las dimensiones reales de la enfermedad para que se tomen todas las medidas preventivas necesarias. No menos, pero tampoco más.
No es que yo sea un kamikaze que aboga por hacer oídos sordos a las alertas sanitarias, naturalmente hay que ser cuidadoso con ellas y esta es posible que llegue a serlo, pero eso no implica que no exista un uso deshonesto de las amenazas de pandemia como "opio del pueblo". A estas alturas ni el ébola, ni las vacas locas, ni la gripe aviar han sido la pandemia con la que en su momento nos aterrorizaron, y, en mi modesta opinión, tampoco parece que la gripe porcina vaya a serlo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

EXCELENTE... totalmente de acuerdo.

RBTHR.
http://rbthrconcepto.ning.com