lunes, 13 de abril de 2009

El pájaro de Boyle Roche y otros "toros irlandeses"

Un cuento de Chesterton, "El fantasma de Gideon Wise", me puso sobre la pista de la nunca suficientemente bien ponderada figura de Sir Boyle Roche, que de ser estudiada en profundidad sin duda nos llevaría a la inevitable conclusión de que es el padre fundador de cierta escuela si no predominante, sí muy presente en la política moderna. La nota al pie del relato, en el que se hacía referencia al "pájaro irlandés", decía lo siguiente: alusión a una réplica del baronet Boyle Roche (1736-1807) que fue miembro de la cámara de los comunes en Irlanda y se hizo famoso más por sus discursos (plagados de metáforas, solecismos y usos impropios del lenguaje) que por sus logros políticos. En cierta ocasión, excusó su ausencia de la cámara de este modo: "Señor Presidente, es imposible que hubiera podido estar en dos sítios al mismo tiempo, a menos que hubiese sido un pájaro".
Otras perlas definitorias del personaje las encontramos en los diarios de sesiones: "¿por qué deberíamos cambiar nuestra forma de actuar por la posteridad, ¿que es lo que ha hecho la posteridad por nosotros?", "la mitad de las mentiras que dicen de nosotros nuestros oponentes, son falsas", "Irlanda e Inglaterra son como dos hermanas, yo haré que se abracen como un hermano", "a lo largo de los caminos no trillados del futuro, puedo ver la huella de la pisada de una mano nunca vista" o "deberíamos silenciar a todo el que se oponga al derecho a la libertad de expresión", o bien en sus cartas: "mientras escribo esta carta, tengo una pistola en una mano y una espada en la otra", o bien "PS Si no recibe esta carta, por supuesto se debe haber extraviado, en ese caso le ruego que me escriba y me lo haga saber".
Al hilo de esta pequeña investigación, también supe que en la tradición anglosajona se conoce a este tipo de confusas figuras dialécticas como "toros irlandeses", gracias al Dr. John Mahaffy, un académico del siglo XIX que dijo que "un toro irlandés está siempre preñado".
Es cierto que los actuales representantes de esta escuela del discurso hueco plagado de incoherencias tan efectistas como carentes de sentido son un poco más aseados gramaticalmente hablando, pero no por ello la huella de su ilustre predecesor es menos visible en el fondo de sus discursos en los que los toros irlandeses campan por sus respetos con tanta libertad como la inconsistencia intelectual en el conjunto de su pensamiento. Y si bien es cierto que escribo este comentario inspirado muy directamente por Berlusconi, la prueba viva de que la dignidad de un cargo no es contagiosa para el que lo ocupa, y su absurda e imperdonable frase acerca del "día de camping" que estaban disfrutando los miles de desplazados por la tragedia del seísmo de L´Aquila (sirvan en primer lugar estas palabras para trasladar a los afectados tanto mi pésame como mi solidaridad), y tantas otras que ha protagonizado el mismo incomprensible personaje, lo cierto es que se me ocurren muchos más que podrían sentirse aludidos por él. Pero no debemos conformarnos con ponerles una etiqueta más o menos severamente descalificatoria, ellos no son la enfermedad de la democracia sino simplemente uno de sus síntomas más llamativos, porque no llegan donde lo hacen engañando a nadie, no esconden su calamitosa condición moral sino que muy al contrario presumen de ella, y todo el que decide libremente votar a un personaje de esta calaña lo hace con pleno conocimiento de causa y con todas las consecuencias. No sirve después rasgarse las vestiduras cuando se comportan exactamente como cabe esperarse de ellos por su trayectoria política (y vital, ya que nos ponemos). Lo lamentable es que en su lógica lucha contra graves males objetivos de la sociedad, como es en estos momentos la crisis económica, el tremendismo y el sectarismo presentes en el discurso de muchos políticos "serios" y de intelectuales y opinadores igualmente reconocidos no sirve sino para abonar el terreno a estos populismos tan peligrosos y sería conveniente que midieran sus discursos para evitar que para salir de una situación grave, pero coyuntural, acabemos cayendo en una igualmente grave y además sistémica.

No hay comentarios: