lunes, 20 de abril de 2009

La (falsa) apuesta de Zapatero por la vertebración de la España plural

En palabras de nuestro ínclito presidente, la soledad del partido socialista en la cámara se debe a su "coherencia política", especialmente a su "apuesta por la cohesión y la vertebración de la España plural". ¡Cosas veredes! Es evidente que no es así, si se encuentran solos, igual que le ocurrió al PP no hace mucho, es porque defienden políticas que nadie más se siente tentado de asumir, por un lado, y porque no tiene mucho que ofrecer como contrapartida a quienes subastan su voto en almoneda, por otro. No puede convencer a los partidos de izquierda para que le apoyen porque para el señor Rodríguez Zapatero la izquierda es un recurso estético que sirve para ornar sus discursos con bonitas ideas, pero no una forma de hacer política, y no puede convencer al partido de la derecha porque, además de representar en muchos aspectos formas antagónicas de interpretar la realidad, ambos están aquejados del mismo mal cuyo síntoma más evidente es la obsesión por el poder por encima del interés general. Y a los nacionalistas no los puede convencer porque ni tiene con qué comprar su apoyo ni estos están dispuestos a vendérselo desde que el PSOE se ha convertido en alternativa de gobierno en sus feudos tradicionales. Por otro lado, la razón esgrimida, los esfuerzos por la vertebración de la España plural, no podría ser más esperpéntica, no se trata de una interpretación generosa de la realidad, sino de algo que directamente no existe. ¿Como se vertebra la España plural defendiendo en cada sitio una cosa diferente?, ¿pactando como hasta ahora con independentistas en las comunidades en las que ello le proporcionaba el poder?, ¿haciéndolo con el PP?, ¿pactando con los nacionalistas "moderados" en el congreso? Lo único cierto en esas declaraciones es la evidencia del poco peso que la realidad tiene en el discurso del presidente, que trata de una realidad paralela inventada por él para su mayor gloria e incluso esa la tergiversa. Las cosas son más sencillas, si el Gobierno ha perdido el báculo del PNV es por el pacto con el PP para gobernar en Euskadi, y este, con ser algo de lo que alegrarse, no se ha conseguido tanto por servir a un elevado ideal sino como por ser la única opción que por un lado le daba el gobierno y por otro le permitía no perder votos en el resto del territorio nacional. Porque si Patxi López hubiese permitido que Ibarretxe hubiese continuado como Lehendakari, habría hecho imposible para su partido la de por sí hercúlea tarea de ganar las próximas elecciones.
La soledad del PSOE es la consecuencia lógica de una política errática inasumible para nadie excepto ellos mismos, e incluso eso habría que hacérselo mirar, y en lugar de lamentarse y buscar explicaciones en el mundo de la ficción, lo que debe hacer es o bien adaptar sus políticas a su discurso, lo que podría revertir la situación por parte de los grupos de izquierda, o asumir su aislamiento como una consecuencia natural de su acción de gobierno. La soledad parlamentaria no descalifica por sí misma a nadie, si el Gobierno realmente estuviese orgulloso de su acción de gobierno y su soledad fuese realmente una consecuencia de su coherencia no debería lamentarse por ella, sino explicar las razones y convencer a la ciudadanía de que se debe a que han primado lo correcto sobre lo conveniente, el interés general sobre el particular, lo que si bien les ha restado apoyos en la cámara, sin duda se los devolvería multiplicados en forma de voto en las próximas elecciones. Pero no es así, y la más clara muestra de ello es que sus explicaciones no sólo no convencen a casi nadie sino que irritan a una gran parte de la población.

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