sábado, 25 de abril de 2009

Filtraciones y ética: El mundo y la responsabilidad de los demás

En su videoblog del viernes, el señor Pedro J. Ramírez, ilustre director del diario El Mundo, denuncia pertinentemente la mezquindad de las filtraciones del sumario secreto del caso Gürtel que sacan a la luz pública conversaciones privadas, incluso termina su alocución exhortando al Tribunal Superior de Justicia de Valencia a investigar este nuevo delito que parece antojársele más grave que los investigados en el sumario en sí mismo. No voy a discutir que las filtraciones sean inaceptables y deban ser investigadas, eso está fuera de toda duda, pero sí que me atrevo a disentir de otra parte de su discurso: opina el señor Ramírez que todas esas apreciaciones que hace van dirigidas únicamente al responsable del juego sucio que supone una filtración, sea éste quien fuere, pero exculpa al diario que han elegido para publicarlas, y añade que su propio periódico, El Mundo, también las habría publicado de haber tenido acceso a ellas ya que tienen un indudable interés informativo. ¿Como es posible hablar de valores, de principios, construir un grandilocuente discurso acerca de la responsabilidad y la democracia y a la vez dar semejante muestra de irresponsabilidad?, ¿porque la responsabilidad y la salvaguarda de los derechos de los ciudadanos está muy bien pero siempre y cuando sean los demás quienes se ocupen de ellas?¿Es acaso mucho pedir que si a alguien le parece que una determinada actuación es reprobable y transgrede los principios que uno mismo defiende para sí, no colabore en la comisión de ese delito facilitando el objetivo que se persigue con ella? Pues por lo que se ve sí que es mucho pedir, porque no sólo se atreve el señor Ramírez a decir lo que dice, sino que lo hace sin rubor y, para más inri, en tono de sermón, de lección moral, pero diga lo que diga, yo considero irrebatible que si todos los medios decidiesen hacer una demostración de ética periodística y, como exigencia recogida en su código deontológico, se negasen a publicar informaciones obtenidas gracias a la comisión de un delito por una tercera persona (tampoco es tan descabellado, los comerciantes lo han hecho, bien es cierto que por exigencia legal, con el marfil o los diamantes "de sangre" con su consecuente impacto en los ingresos, y eso que no son un servicio público), no existirían las filtraciones y ese delito que tan sucio considera el señor director, sencillamente desaparecería.

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