viernes, 14 de marzo de 2008

La despedida preventiva del vocero

Decían a dos voces Benedetti y Viglietti aquello de que el torturador no se redime suicidándose, pero algo es algo. No es que yo pretenda llamar a alguien torturador ni fascista ni nada parecido, además de porque no lo pienso de las personas a las que voy a aludir, jamás se me ocurriría hacerlo ni hay nada más lejos de mi intención ofender a nadie, por mucho que piense de forma diferente a mi. Pero el caso es que al leer ayer la noticia objeto de este comentario se me ocurrió parafrasearlos de un modo más o menos como el que sigue: el crispador no se redime abandonando la primera línea de la política, pero algo es algo, porque efectivamente me parece una buena noticia que Zaplana se convierta, según sus palabras, en diputado raso (lo cual para mi debería ser un honor y un compromiso de trabajo duro, no un retiro, pero eso es otra historia) y aunque tenga la convicción de que es un abandono preventivo ante la seguridad de que no le iban a ofrecer continuar, me alegro. Siempre pensé que a Zaplana le iba mejor el término que utilizan en latinoamérica para designar a los portavoces que el que usamos aquí, vocero, pero no porque un volumen elevado que ciertamente jamás usó, sino por lo agreste de sus argumentaciones y el ruido de fondo de sus declaraciones. Si Acebes y Matínez Pujalte siguen su ejemplo, al menos podremos sintonizar un telediario sin miedo de que un improperio salte de la pantalla y nos muerda la mano, o al menos uno que provenga de ellos que no por creerlos más pródigos voy a decir yo ahora que han sido los únicos en arrojárnoslos esta legislatura, que en eso de la crispación hay tantas manos escondidas como piedras lanzadas. Su retirada tiene un alto valor simbólico, esperemos que no que quede ahí.

No hay comentarios: