martes, 25 de marzo de 2008

Esperanza Aguirre y el impacto medioambiental

Por más que sea un optimista irredento, no termino de creerme la apertura de una nueva etapa de moderación en las relaciones entre los grandes partidos, en cualquier caso, en tanto no comience el curso político (se díría, pro cierto, que el PP se está tomando unas vacaciones de semana santa algo más largas que los demás), parece que queda un foco de crispación bastante activo en nuestro país, y se da n i más ni menos que entre la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid, ambos del PP por cierto, esta vez a cuenta de la remodelación del eje Prado-Recoletos. Me atrevería a decir que los ciudadanos madrileños no van a tolerarle a sus gestores que dediquen tanto tiempo y esfuerzo a batallas personales, pero vistos los resultados electorales parece que a los madrileños nos va la bronca así que en realidad no me atrevo a hacer ningún vaticinio al respecto. Pero independientemente del respaldo popular que obtengan actitudes poco edificantes como las que diariamente nos regalan estos representantes de nuestras instituciones, nada me impide tener la firme convicción de que esta guerra Aguirre-Gallardón, independientemente de sus implicaciones políticas, es una terrible falta de respeto a los ciudadanos que vivímos en la Comunidad de Madrid.
Pero algo positivo hemos sacado de este nuevo episodio, y es que ya sabemos que en la Comunidad de Madrid tienen constancia de que existe algo llamado impacto medioambiental y, aunque lo hayan utilizado únicamente como arma arrojadiza contra el Ayuntamiento mientras que jamás se hayan preocupado de él en sus propias obras, al menos ya tenemos la certeza de que conocen su existencia y la de que cuando lo ignoran no es por desconocimiento, sino por propia voluntad.

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