martes, 17 de noviembre de 2009

Las tribulaciones de Sebastián el verde

Para darse de baja de Greenpeace hay muchas razones plausibles, yo mismo lo hice hará ya unos 15 años así que no lo podría criticar. También las hay para darse de alta, está claro, pero sea lo uno o sea lo otro lo que no es de recibo es traspasar a los demás la carga de la propia incoherencia. Greenpeace ha mantenido y mantiene la misma postura respecto a la energía nuclear desde el día mismo de su nacimiento y si el ministro Sebastián llevaba, como parece, 25 años en la organización, tiene que haber hecho un esfuerzo de instrospección notable para no darse cuenta hasta ahora. Es muy libre el ministro, como cualquiera, de cambiar de opinión, pero debiera utilizar su libertad para algo más edificante que para rasgarse las vestiduras públicamente porque Greenpeace haga exactamente lo mismo que ha hecho siempre y con su apoyo, porque suena a criticar la energía nuclear está bien pero criticarme a mi cuando defiendo la energía nuclear es inaceptable, y eso, más allá del desasosiego que siempre causa contemplar el notorio ridículo de un ministro del Gobierno del propio país, define muy claramente al protagonista, y no es una definición especialmente gratificante.

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