miércoles, 18 de noviembre de 2009

La venenosa picadura del Alakrana

Ahora que ha finalizado con éxito (entiéndase "éxito" de forma laxa como "sin tener que lamentar la pérdida de vidas humanas") el secuestro del Alakrana, existe un cierto consenso entre medios y oposición en abrir la veda y pedir responsabilidades por una gestión del conflicto que no se considera, porque no lo ha sido, especialmente brillante. Y en algo estoy de acuerdo, es hora de pedir responsabilidades a los responsables de esta situación tan indeseable y por tanto estoy deseando escuchar las explicaciones que al respecto da... el armador, porque él ha sido quien ha obligado a unos trabajadores a exponer sus vidas trabajando fuera de la zona de seguridad en contra de las recomendaciones del gobierno y de cuantas instancias internacionales tienen parte en el asunto, él ha sido quien ha expuesto la vida de sus empleados para obtener un beneficio económico, mientras que todos los demás, acertada o equivocadamente, sólo han tratado de desfacer el entuerto.
También parece claro que ha llegado el momento de extraer conclusiones y aprender para próximas situaciones de crisis y yo creo que, por encima de cualquier otra consideración, lo que hay que aprender es que no se puede repetir el lamentable espectáculo de una sociedad democrática (y hemos de asumir que la sociedad civil ha estado menos a la altura que la denigrada clase política) exigiendo al gobierno que se salte la ley a la torera. Como espectáculo ha sido todo menos edificante, pero como síntoma ha sido extraordinariamente preocupante.
Y sí, todo señala que el Gobierno podría haber llevado la situación de forma más diligente o al menos podría haber transmitido otra imagen muy diferente y sería bueno que algo aprendiera para el futuro de todo esto, pero, sinceramente, visto con perspectiva me parece un problema menor. De insoslayable responsabilidad e imperiosa resolución, pero menor.

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